CULTURA

De la tele al psiquiátrico

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«Han ganado los mejores. Les deseo lo mejor». Apagados los focos y las pantallas con las imágenes de la decepción en la cara de sus compatriotas, Susan Boyle, se trasladó a su hotel. La escocesa acababa de perder el concurso 'Britain's Got Talent'. Contra pronóstico, un grupo de nombre 'Diversity' le había birlado el triunfo y las 100.000 libras del premio del concurso que colocó a esta anónima ama de casa en lo más alto de una voraz industria televisiva, que la convirtió durante unas semanas en la mujer del momento.

Quizás es que no sabe perder, que no es tan humilde como aparenta, o simplemente que le llegó el momento de estallar. El caso es que horas después de finalizado el concurso, Boyle ingresó en un hospital psiquiátrico londinense aquejada de un cuadro de «agotamiento y desgaste emocional» y con síntomas de estar sufriendo un ataque de ansiedad. Eso ocurrió el domingo por la tarde pero el mismo sábado, durante el programa, algunos miembros del concurso ya percibieron un comportamiento en Susan que se les antojó extraño. Según hicieron saber a la Policía londinense, la cantante no asumió la derrota y comenzó a gritar: 'odio este programa, lo odio', e incluso tiró un vaso de agua a un miembro del equipo de producción. En el hotel siguió comportándose de manera anormal, lo que encendió las luces de alarma y desencadenó su ingreso hospitalario.

Mientras Susan descansa, su legión de fans permanece en vilo. Entre ellos, el propio primer ministro británico. Gordon Brown, que llegó a llamar a dos de los jueces del programa para interesarse por la concursante escocesa. «Espero que Susan Boyle esté bien porque ella es realmente una buena persona. Quería estar seguro de que ella estaba bien». Pero evidentemente no lo está.