EN GUARDIA. Un agente del Infoca vigila el pinar de Roche. / LA VOZ
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Máxima alerta en la memoria

El pinar de Roche fue una de las zonas más castigadas hace tres años años, cuando una serie de fuegos intencionados arrasaron casi 167 hectáreas

| CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Han pasado casi tres años pero quienes vivieron en primera persona las llamas que devoraron parte del pinar de Roche y amenazaron durante varias noches de aquel fatídico mes de julio de 2006 a los habitantes de las urbanizaciones más próximas como la del Novo Sancti Petri, no lo pueden olvidar.

Eran apenas las 11 de la mañana del 17 de julio de 2006 y soplaba un viento de levante fuerza 4. Una llamada a la Policía Local activaba el dispositivo, y de inmediato varios retenes de bomberos se desplazaban hasta la Pinaleta Boquilla en la pedanía conileña de El Colorado.

Aunque parecía que las llamas no pasarían a mayores, la dirección del viento, la sequedad del monte y el mal estado de los cortafuegos, con numerosa maleza que ayudó a propagar el incendio, hizo que apenas unas horas después la situación se volviera dramática.

El resultado, tres años después, aún es visible, aunque la naturaleza ya ha hecho parte del trabajo de restauración que las autoridades locales y regionales comenzaron a las pocas semanas.

En total las llamas convirtieron en ceniza casi 167 hectáreas de pinar, y transformaron temporalmente lugares como el Camino de la Casa Forestal en auténticas lenguas de fuego.

El incendio, que fue portada en todos los medios de comunicación de ámbito nacional por su envergadura, estuvo motivado por una colilla. Incluso se produjo una detención por imprudencia grave de un joven. Pero las consecuencias judiciales para quien pudo provocar un suceso que no se cobró ninguna vida humana de milagro fueron menores.

Y es que entre la pinaleta arrasada en Roche habían al menos media docena de viviendas. Alguna de ellas sufrió el efecto devastador del fuego en sus corrales e infraestructura interior, sin que hubiera que lamentar daños personales pero sí pérdidas económicas cuantiosas en algunos casos.

A ese fuego le siguieron otros tanto en la zona, haciendo del verano del 2006 uno de los más catastróficos para la supervivencia de la masa forestal de la provincia.

Frondosidad

En este tiempo, Medio Ambiente ha ejecutado ya casi la totalidad del proyecto de restauración del Pinar de Roche. La Consejería ha eliminado casi 3.500 metros cúbicos de madera quemada, (principalmente de pino piñonero), y limpiado la zona quemada para minimizar la aparición de plagas forestales asociadas a la putrefacción de la vegetación.

Unos meses después del fuego se realizó un inventario de los daños y se incrementaron las medidas de protección en el pinar. Eso ayudó a que ni en 2007 ni en 2008 se registrara ningún incidente relacionado con el fuego. Pero ahora con un verano en ciernes de alto riesgo, el temor entre los vecinos vuelve a aparecer.

Retenes

LA VOZ ha tenido oportunidad de comprobar en estas últimas semanas cómo la vegetación del pinar de Roche invade la mayor parte de caminos y no se ha limpiado todavía algunos cortafuegos ni el espacio existente entre pinos, vital para evitar la propagación de las llamas en caso de incendio.

Lo que sí queda en la zona son los retenes de vigilancia permanente de Medio Ambiente, así como el puesto de vigilancia elevada que ya el pasado verano realizó labores permanentes.

Desde Medio Ambiente y el Ayuntamiento de Conil se recuerda que se está a la espera de ver la evolución del monte para, «una vez contrastada la regeneración natural, plantear un Proyecto de Reforestación que complemente a lo ya ejecutado».

Sea como fuere, el Pinar de Roche y El Colorado no ha logrado recuperarse aún de uno de los episodios más trágicos de su larga historia como pulmón de la provincia, aunque el tiempo transcurrido ha hecho que sus heridas cicatricen. Las últimas lluvias de la primavera le dan además una frondosidad muy destacada.