MIRADAS AL ALMA

José tomás, ausentada huida

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Ensimismado, olvidando el cuerpo, cruzando el abismo de la razón, haciendo de lo último su forma de torear. así estuvo José Tomás en Jerez; y es que se ha metido tanto en sí mismo que se ha quedado solo. A mí esa soledad que me expresa Tomás en su toreo sólo la he sentido con los más grandes. Ellos están más solos que nadie, pues necesitan ausentarse en esa otra dimensión, tierra y aire, para crear su propia y sola naturaleza. Y es lo mejor que hace, ausentarse de todo y de todos, para mostrarse hasta clandestino, como huyendo muleta en mano sigilosamente en una noche de dehesas prohibidas, cruzando la valla de la razón para apartar un toro y torear solo, aún con el peligro de ser pillado por los caballistas, garrocha amenazante en mano. Y, sobre todo, ausentarse de ese paroxismo que sufren su legión de partidarios, ciertamente molestos; esa multitudinaria greguería que buscan el elogio fácil para encontrar el fácil aplauso.

Fui, vi y encontré a un Tomás más relajado y torero que el del año anterior, casi rezumando tanta torería como el Tomás de la primera etapa, menos trágico e igual de heróico. Tomás, pese a crecer tras el áurea de Manolete, ya no recuerda a nadie, no se quiere parecer a nadie; su toreo sólo se asemeja al que pudo hacer José Tomás algún día. Tan sólo atisbé su influencia amanoletada en las clamorosas vueltas al ruedo, llevando el capote arrastrando a una mano por el albero, como majestuosamente solía llevarlo el genio cordobés. A Tomás, con el capote, le falta profundidad, pero lo suple con torería y riesgo; con la muleta le falta belleza, pero lo suple con pureza. Y es que, el de Galapagar, empera una y otra vez en la verdad, siempre con la panza de la muleta, cruzada la planta y embebiendo la noble embestida. Tomás, incluso, hoy es más único que el de su primera etapa, porque es el único torero en ser sólo él. Asombra que este hombre delgaducho, levemente jorobeta y con cara de loco, sea lo más solitario, hondo y torero de la torería. Y es que su secreto lo calla y lo dice sólo desde dentro, desde su espíritu, velado y triste.