Era lo único que se movía ayer. / F. J.
IMÁGENES DE UNA CRISIS

El puerto de Cádiz navega en calma chicha

La caída de las exportaciones y las importaciones ponen en jaque la actividad portuaria con una bajada del negocio del 30%

| CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Los contenedores made in China cargados con los productos para las tiendas del todo a cien llegan a cuentagotas al muelle gaditano. Era una de las estrellas del negocio portuario. Los almacenes están ahora a rebosar de mercancía y la demanda ha caído en picado. Las fábricas de encurtidos de Sevilla y las aceiteras de Jaén y Córdoba también han recortado la producción y su mercancía ya no desborda las plataformas del puerto de Cádiz. Lo mismo ocurre con los licores y el vino de Jerez, su exportación se ha consumido igual que el alcohol cuando prende una cerilla.

Los trabajadores del puerto de Cádiz han empezado a acuñar un dicho que cada vez cobra más fuerza y que define la situación por la que atraviesa el sctor portuario desde que estalló la crisis: «te mueves menos que las grúas de Concasa». Las tres moles que se encargan de cargar y descargar los contenedores en el muelle Reina Sofía están bajo mínimos. Quietas. El negocio portuario ha caído un 30% en lo que va de año. No hay demanda, el consumo está parado y el tráfico de mercancías por tierra y mar se ha resentido. Las importaciones y exportaciones que utilizaban como trampolín el puerto de Cádiz han bajado.

«Esto es como una epidemia donde el más fuerte puede aguantar y el débil ya empieza a morir». Francisco Belizón es el director gerente de Beliqueen, una de las empresas de transportes que opera desde el muelle Reina Sofía y distribuye la carga por todo el país. Es el más veterano del puerto gaditano. Se asentó en 1971 y hoy muchos de los empersarios de mercancías con sede en el puerto han sido alumnos suyo. Recuerda cuando la plataforma estaba a reventar de contenedores «y trabajábamos hasta 18 horas seguidas». La situación ha cambiado y como ejemplo gráfico saca de su bolsillo el parte de trabajo de su flota durante los últimos quince días: «sólo 270 horas».

En la época más boyante del puerto se han concentrado hasta 8.000 contenedores y ayer no había en superficie más de 2.500. El pasado octubre, el departamento de Economía General de la Universidad de Cádiz presentaba un macroinforme económico sobre la activiadd generada en los muelles gaditanos entre 1998 y 2006, con especial incidencia en el periodo 2004 -2006. La primera conclusión que se advirtió del estudio fue que el movimiento de mercancías pasó de 4,7 millones de toneladas a 5,8 en el último periodo analizado, al tiempo que sitúa a Cádiz como un puerto especializado en el tráfico de mercancías generales -sobre todo con Canarias y Marruecos- y de graneles sólidos, especialmente en La Cabezuela. En este estudio quedaba patente también su actividad como centro de atraque de cruceros. El año 2008 cerró con 241 cruceros y la visita de 220.000 cruceristas.

Los nubarrones ya los advertía el pasado año el propio presidente de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, Rafael Barra, al reconocer que la crisis de la construcción había tocado seriamente al tráfico de graneles en el puerto.

No le faltaba razón. Las cifras son ahora tan negras como el petcoke que descargaba Condemina Cádiz de los barcos que lo traían de México. El petcoke es lo que queda tras refinar el petróleo y se utiliza como combustible. Juan Ramón Guardiola es consignatario y estibador del puerto gaditano y reconoce que el tráfico de graneles ha caído hasta un 70%, «no se mueve nada». El tráfico de harina a Libia era un clásico en Cádiz, igual que la exportación de arena a Italia, sin embargo, «está todo parado desde primeros de año». La esperanza de los consignatarios gaditanos está depositada ahora en la cosecha andaluza de trigo, «que se espera muy buena y confiamos en que salga de Cádiz».

El puerto es como una gran ciudad dentro de otra ciudad. Genera 17.000 puestos de trabajo, entre empleos directos e indirectos. Pero las dificutades por las que atraviesa el sector merman también los negocios satélites que han florecido a su alrededor.

En la puerta del chiringuito que se abre junto a la plaza de Sevilla, en el muelle Reina Victoria, hay un cartel que ofrece gazpacho fresquito y caracoles, pero los parroquianos, la mayoría transportistas sin actividad, no pasan de la cerveza. El local abre a las siete de la mañana y Jesús, el camarero, ha llegado a servir hasta un centenar de desayunos en poco menos de dos horas, «y desde que cayó la actividad damos menos de cincuenta». Una de las medidas de ajuste que ha tomado el bar ante la falta de trabajadores en el puerto ha sido el tijeretazo al menú. Por siete euros comías, «pero se ha quitado de la carta de servicios porque no era rentable; ahora despachamos bocadillos».

Los 17.798 eempleos que genera el puerto de manera directa, indirecta e inducida suponen cuatro puestos de trabajo por cada 1.000 toneladas de tráfico. El presidente de la Asociación de Transitarios del Puerto de Cádiz, Emilio Medina, reconoce que las cifras de antaño no se repetirán, de momento, y resultará complicado recuperar cuota de mercado, «ya que la caída en el negocio es del 30%». En su opinión, la situación no es un problema que afecte sólo a Cádiz, «el resto de puertos de España también sufre la crisis y los únicos que han presentado algún repunte son el de Sevilla y Santander».

Por su parte, Acciona, que mantiene sus líneas con Canarias, y las navieras IMTC y Comanav, con Casablanca, siguen con su actividad. Miguel Pérez es delegado en Cádiz de Transfrigo Canarias y destaca que el puerto gaditano es el centro de salida hacia Canarias y la crisis afecta igual a la comunidad canaria. «Allí también ha bajado el consumo», asegura. De los más de 600 envíos semanales, han pasado a 400. Se transporta, sobre todo, productos de alimentación, ya que los canarios escasamente tienen productos propios. La crisis ha provocado que la mayoría de los alimentos que se mandan sean de marca blanca.

Este es el escenario en el que navega ahora el puerto de Cádiz. Hay calma chicha, pero los transportistas avisan de que puede acabar en fuerte temporal.