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La Feria arranca sin euforia

La crisis económica le pasa factura al primero de los siete días de fiesta, un lunes que amaneció nublado y en el que, aunque débilmente, la lluvia asomó por el Real

| JEREZ Actualizado: Guardar
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Primer día de Feria. «La misma gente de otros años, esto se va animando poco a poco». O «la crisis se está notando mucho, aquí no hay un alma; esto no tiene nada que ver con otros años». Según se mire o según a quien se pregunte. Pero lo cierto es que no estuvo muy animado el Real ayer. Menos todavía por la mañana, que parecía el momento para las autoridades. Sólo el Templete Municipal y la Caseta de los Mayores, donde se celebraba un almuerzo al que estaban invitadas 700 personas, conseguían sobreponerse al tímido arranque de la Feria del Caballo.

Tampoco acompañó demasiado la climatología, con un día bastante nublado y espeso y una amenaza de lluvia que, aunque de manera débil, se cumplió. Pero es difícil decir si el tiempo es favorable o no cuando muchos, sobre todo quienes más engalanados/as van, agradecen que no despegue la Feria con tan altas temperaturas. Así que, si tampoco se puede echar la culpa al tiempo, no habrá más remedio que responsabilizar a la crisis, como la mayoría de la gente hacía ayer.

Tampoco suele ser el lunes de Feria precisamente el día de la euforia, ya que la gente se suele reservar para las jornadas siguientes, conforme la fiesta va alcanzando todo su esplendor y colorido. Ya se sabe: quedan todavía el Día de los Cacharritos, el de las Mujeres y las jornadas fuertes, que van desde el jueves hasta el domingo. Con permiso, claro está, de los hoteleros, que este año no han conseguido llenar (de momento) todas las habitaciones. El primer domingo tampoco está mal. Es el día del alumbrado y cada vez hay más gente que decide hacer acto de presencia para ver a la alcaldesa, acompañada de su equipo de Gobierno y esta vez de una comitiva de coreanos -léase Comité Organizador de la Copa de la Paz-, pulsar el botón del encendido. Mecanismo que, por cierto, luego se quita del Templete Municipal para que a ningún gracioso se le ocurra apagar las más de un millón de bombillas que pueblan el Real. Pero las tecnologías no siempre se pueden controlar, de ahí que el domingo el incendio de un transformador dejara el Hontoria a oscuras durante un buen rato.

Volviendo al lunes: ¿qué se celebra el primer día de Feria? Es, como decíamos, la comida de los mayores, de ahí que ésta fuera la caseta más animada de todo el Real. Pero poco más. Como mucho, comidas de empresa, algún partido político (la del Partido Popular fue ayer) y reuniones familiares. Ahí, quizá, sí se ha notado, por mucho que digan, la crisis económica. Las casetas aparecían bastante más vacías que en anteriores ocasiones.

Eso sí, poco a poco, conforme iba transcurriendo la jornada del primer día de Feria, la fiesta se iba animando. Tampoco es que no cupiera un alfiler, a decir verdad, pero el parque desde media tarde ya no daba esa sensación de vacío de las primeras horas.

Quienes también han debido ver el vaso medio vacío en el primer día son los feriantes. Por mucho que este año la Feria se haya hermanado con el mundo asiático a raíz de la Peace Cup (letrero que luce espléndido entre el alumbrado del Real), apenas se ha visto todavía a ningún vendedor ambulante oriental. Peruanos, tampoco demasiados. Y las gitanas, tratando de vender claveles, pero si habitualmente poca gente compra, ahora menos.

Que se lo digan también a los feriantes de las atracciones, donde por la mañana no había nadie y por la tarde el ambiente tampoco era para tirar cohetes. O a quienes tienen su puesto de tómbola, de hamburguesas, de bocatas, de Kebab o de turrón.

La crisis también va a hacer que esta Feria sea la más organizada que se recuerda. Todo el mundo parece más cuadriculado que nunca. Al menos, la gente que pasa apuros para llegar a fin de mes o que, simplemente, ya no llega porque se le acabó la prestación del desempleo.

Ya lo dijo la alcaldesa durante el acto oficial del encendido del alumbrado. Quien pueda y tenga empleo, que consuma. Que se olvide un poco de la crisis. Sí, pero de manera dosificada. Tras la vueltecita del domingo y el paseo de ayer, «yo voy a venir a la Feria el miércoles, que es el Día de las Mujeres -comenta una señora- y a lo mejor otro del fin de semana»; «pues yo me dejaré caer el jueves y el sábado». Es algo que pasa todos los años: nadie quiere abusar y todo el mundo se reserva sus días. Pero este año, y con el precedente de la Feria de Abril, todo apunta a que muchos se van a apretar el cinturón y van a cumplir sus propósitos.

Cabe esperar que la gente se anime a medida que pasen los días y con el buen tiempo. ¿Quién dijo crisis? A bailar sevillanas. Y a consumir. El que pueda, claro.