Opinion

Epístola a Zapatero

| Cádiz Actualizado: Guardar
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Tal vez aquel 1 de mayo de 1889 amaneció nubloso y amenazando lluvia pero un niño estaba allí entre la multitud y para el fue tal vez el día mas soleado de su vida.

Aquel día en los jardines del Buen Retiro hubo grandes oradores, eruditos y cultos, pero fue aquel hombre humilde el que encendió su corazón infantil de palabras que jamás había oído.

De todo el discurso, en el que sonaba muchas veces el nombre de Marx y el de otros ilustres pensadores el niño saco su primera conclusión: «El mundo en que vivo esta mucho peor de lo que yo creía. Mi pobre existencia de señorito pobre reposa, al fin, sobre una injusticia». Mucho he pensado mas tarde durante toda mi vida sobre esta primera meditación infantil, que debía a aquel compañero de que tenia para mi el timbre inconfundible de la verdad humana.

Años más tarde otro insigne socialista en un homenaje a Iglesias nos marco lo que debe ser la especificidad de un partido socialista. "Para ser socialista hay que serlo de verdad y claro es que al partido socialista no se le puede pedir que sea cosa distinta de lo que es. Es un partido que pugna por la emancipación del proletariado, y en la liberalización del proletariado funda toda su significación intelectual y moral.

Puede que sus métodos no sean los idóneos en el mundo actual pero lo que siempre tendrán vigencia será sus ideas de hombres sanos y limpios de corazones humildes que trabajaron por conseguir una España y un mundo mejor, por eso hoy mas que nunca reivindicamos el socialismo como la alternativa al Capitalismo salvaje generadores de crisis que solo afectan como en aquel Mayo de 1889 a los trabajadores.