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Prejubilaciones

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Arrecia la ofensiva contra las jubilaciones anticipadas y en favor de la prolongación de la vida laboral por encima de los 65 años. Está claro que una aituación de alarmante recesión como la que nos encontramos no parece una de las medidas más efectivas para hacer frente a la crisis económica.

Sin embargo, convendría recordar que la mayor parte de las prejubilaciones no son voluntarias, sino impuestas por las empresas, que así amortizan puestos de trabajo de salario elevado, o sitúan en ellos a personas menos experimentadas pero con inferior remuneración, con el agravante de que parte del coste de la prejubilación se traslada al Estado, a través de prestaciones y subsidios por desempleo y subvenciones por contratación del personal de reemplazo.

Al presidente de la CEOE, que a sus 67 años se pone como ejemplo de continuación de la vida laboral, le recordaría que la mayor parte de las empresas pertenecientes a su confederación recurre a las prejubilaciones, adelgazando así costes de personal y engordando sus cuentas de resultados, por lo que debería dirigir sus propuestas a destinatarios más cercanos.

Enrique Álvarez. Madrid