ACOMPAÑAMIENTO. Marina Reyes, junto a su hija Antonia y a la enfermera Inmaculada Perteguer. / MIGUEL GÓMEZ
Ciudadanos

Los enfermeros de enlace del hospital doblan su cupo de pacientes en tres años

Los enfermos designados a los gestores de casos se encuentran en situación de gran dependencia, especialmente por patologías de la vejez y rotura de cadera El servicio atiende a una media 800 enfermos al año con sólo tres profesionales

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Llegaron antes de que se empezara a hablar de Ley de Dependencia y derechos. Los enfermeros de enlace, gestores de casos como se conocen ahora, comenzaron a trabajar en febrero de 2006, en una unidad del Puerta del Mar de tres profesionales. En aquellos momentos esta figura sólo estaba contemplada en los centros de salud, pero era necesario contar también con personal que controlara el proceso asistencial hasta que el paciente regresa a su domicilio.

Ahora sigue el mismo equipo del principio: Carlos Grandal, Inmaculada Perteguer y Francisco García Pavón, que cerraron el primer año de actividad con algo más de 400 pacientes y llegan a 2009 con una media de 800 anuales. La difusión del servicio y la mejora de los procedimientos han servido para que su labor se extienda por todo el centro, especialmente en las unidades donde ingresan los enfermos más vulnerables. «Abarcamos todo el proceso desde que llega al hospital hasta que el enfermero de atención primaria se hace cargo del caso», explica Inmaculada Perteguer. Esta profesional asume las historias de los que ingresan en Cuidados Paliativos y Medicina Interna.

La especialización les ha funcionado bien y desde que abrió la unidad han atendido a un total de 2.070 gaditanos, en su mayoría con un importante nivel de deterioro de la movilidad.

Ése es el caso de Dolores, de 80 años que va para un mes en el centro. Llegó desde Medina con dos trombos en el pulmón y muchas posibilidades de terminar en la UCI. Afortunadamente su hija vive en Cádiz y se quedará con ella una temporada hasta que se recupere. Mala casualidad fue que Dolores no enfermara sola, su marido también estaba delicado y se ha sometido recientemente a una operación de la que ha salido bien. Ambos casos se encuentran en manos de los enfermeros gestores que se coordinan para reducir al máximo el tiempo de ingreso.

Rápida atención

«Son pacientes muy delicados y lo mejor para ellos es salir del hospital cuanto antes con el fin de evitar posibles infecciones y para que no pierdan movilidad», explica la enfermera. Su compañero, Francisco García, considera «fundamental que la estancia sea apacible y pueda volver a casa rápido». Dolores es la cara amable de este servicio hospitalario. Cuenta con una familia que puede cuidar de ella y con la que también trabajan los enfermeros de enlace para que sepan darle la atención que precisa. «Ahora me encuentro bien», asegura la paciente de 80 años. A pesar de las molestias está más preocupada por su marido, con el que lleva 66 años casada.

En el otro extremo se encuentra Antonio, gallego de 74 años, que lleva tres meses en la unidad de Infecciosos con su hijo. En esta ocasión el cuidador es él. El joven ingresó en estado de coma y ahora depende totalmente del cuidado de su padre. Antonio, que prefirió no aparecer en ninguna imagen, cuenta que «es una situación muy dura», se ve mayor y con pocas esperanzas de que mejore. «El trato en el hospital es bueno, pero le toca a uno sufrir todo esto solo teniendo que poner los ojos en él constantemente». Al acompañante lo apoyan, le dan fuerzas. «Es la mejor atención que recibir en estos casos», dice el enfermero de enlace, que está atento a la evolución de este paciente.

Marina Reyes, de 76 años, sí que espera salir pronto del centro. Sus hijas se turnan para acompañarla y mientras permanece en el hospital cruza los dedos y confía en que podrá ver a su nieto pequeño hacer la primera comunión a principios de mayo. «En este tipo de casos coordinamos el proceso asistencial e incluso se puede llevar a cabo una planificación anticipada del alta, poniéndonos de acuerdo con el enfermero de enlace de su centro de salud», explica Perteguer.

Una de las hijas de Marina ha dejado de trabajar para estar junto a su madre, ésa es la realidad de muchas mujeres que tienen a un mayor a su cargo. «La Ley de Dependencia ha generado muchas expectativas, pero aún necesita aportar más servicios», asegura.

emartos@lavozdigital.es