Los 109 parlamentarios andaluces siguieron con interés la intervención del futuro presidente, José Antonio Griñán, que duró 75 minutos. / EFE
ANDALUCÍA

Griñán propone un cambio que potencie el poder local y provincial frente al centralismo

El candidato del PSOE, que hoy será elegido presidente de la Junta por el Parlamento, anuncia que su gobierno huirá de la autocomplacencia

| SEVILLA Actualizado: Guardar
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José Antonio Griñán solicitó ayer al Parlamento su investidura como mandatario de la Junta de Andalucía -apoyo que tiene garantizado merced a la mayoría absoluta del PSOE- con un discurso marcado por una clara tendencia socialdemócrata y en el que esbozó un mensaje central: quiere ser el presidente de un nuevo cambio en Andalucía. Por lo tanto, avisa de que llega para quedarse más allá de 2012.

Una hora y cuarto de alocución en la que mantuvo un exquisito equilibrio entre el reconocimiento de los logros cosechados por su antecesor, Manuel Chaves, y sus planes de futuro, en los que no quiere injerencias. Enarboló tres banderas para este cambio: la perentoria lucha contra el desempleo, su decidida apuesta por la educación como política económica y, tal vez lo más novedoso, el desarrollo de una descentralización política y administrativa.

Griñán, fiel a su filosofía vital, ponderó la responsabilidad y la humildad por encima de cualquier tentación de ventajismo y soberbia. Toda una declaración de intenciones para buscar un consenso con los grupos de la oposición parlamentaria -inicialmente en para favorecer el empleo- desde el diálogo y no desde la imposición.

La acción del primer gobierno de José Antonio Griñán, cuyos componentes no se conocerán hasta mañana, derrochará el mismo esfuerzo para huir del catastrofismo que de la autocomplacencia. Una de las frases que Griñán empleó en su diatriba glosa, en cierta medida, el comportamiento que se ha de esperar del próximo presidente: «Un gobierno para todos: que ejerza su labor valorando la palabra dada, pero que, a la vez, ejerza sus potestades sin caer en el sectarismo o la soberbia».

¿Que acometer primero, lo urgente o lo importante?. Griñán se decanta por ambas posibilidades. Pretende hacer de lo urgente lo más importante. Y eso, en una región con casi 800.000 desocupados -exactamente 257.000 más que hace un año-, sólo puede ser más puestos de trabajo.

Crisis y política

La crisis es el mayor enemigo de este objetivo. Una crisis que, una vez más, el ex consejero de Economía y Hacienda, tildó de mundial. Una crisis que ha afectado, a su juicio, a la concepción de la economía como territorio vedado a la política.

En este punto de la disertación, los parlamentarios de IUCA vislumbraron cierta esperanza de que Griñán hubiese aceptado su exigencia previa para respaldar su candidatura: un brusco giro a la izquierda en economía. Sólo una ilusión. Griñán explicó: Regularización de los mercados, sí. Intervención y supervisión pública, también. Pero en ningún caso, asfixia de la iniciativa privada. Al contrario, anunció su decidido apoyo al tejido empresarial andaluz.

Tampoco gustó mucho en la bancada popular su anuncio de que recurrirá al déficit público como instrumento anticiclo, un hecho que se lo puede permitir, según especificó Griñán, por el bajo nivel de endeudamiento que ostenta Andalucía.

Provincias con más poder

En los próximos tres años abordará lo que, tras la construcción del Estado de las Autonomías, denomina la nueva descentralización. Para ello aboga por abrir espacios de resolución y de toma de decisiones en el ámbito provincial y local, sin necesidad de que sean siempre los órganos centrales autonómicos los que hayan de tener la decisión de cualquier expediente. «Que la mayoría de los asuntos de Málaga, Granada, Córdoba, Jaén, Huelva, Cádiz, Almería o Sevilla se resuelvan en cada una de las provincias», acotó Griñán.