CALLE PORVERA

Friquis

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Qué gran decepción. La Real Academia no admite la palabra «friqui». Ni con «k» ni con «q». Porque «friki», «friqui», «frik», «frikie», «freaky» o «freak» (sí, he tenido que recurrir a la Wikipedia) son distintos términos para la misma realidad: una persona «de apariencia o comportamiento fuera de lo habitual, interesada u obsesionado en un tema o hobby concreto en el que se considera fanático». Algunos programas de televisión de entretenimiento, como La Hora Chanante, ahora Muchachada Nui, han hecho de este concepto y su significado su bandera. Un término que, en ese caso, engloba casi un estilo de vida o, al menos, una manera de ver las cosas muy relacionada con todo lo extravagante o estrafalario. Pero que, como en su acepción wikipediana revela, puede abarcar desde un friqui de la Semana Santa hasta uno de los sellos, pasando por el trabajo, el deporte y hasta la religión.

Los más avispados ya sabrán a qué viene esta reflexión. Porque siempre que hablamos de los calendarios de grandes eventos de Jerez, nos acordamos de la Semana Santa, del Gran Premio de España, de la Feria del Caballo y hasta del Rocío. Pero olvidamos algo que acaba de ocurrir este fin de semana y que se convierte en una especie de Feria alternativa para los amantes de la cultura japonesa y de todo lo que tenga que ver con el Sol Naciente. Ellos también usan como emblema esta palabra y llevan con orgullo que los llamen así, como demuestran los nombres de muchos de los juegos y concursos del Salón Manga que se ha celebrado en Ifeca. Al fin y al cabo, de una u otra manera, todos somos friquis.