CALLE PORVERA

¿La vuelta al 'tupper'?

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Superado el incienso, las torrijas, el arroz con leche y los bonitos andares de la Sentencia, de la Semana Santa ya ni tan siquiera queda la cera que se resiste a grito limpio a abandonar el asfalto de Jerez. Los focos ahora miran hacia una Feria del Caballo que ya ha iniciado su cuenta atrás, pues el Real está en plena fase de transformación y en poco más de un par de semana el maravilloso mundo del farolillo abrirá sus puertas a todos los feriantes del universo.

Pero a tal acontecimiento tampoco querrá faltar ella, la protagonista única del 2009: la crisis. No se ha perdido ninguna de las fiestas señeras del calendario, y, por supuesto, estará presente en una de las citas más consumistas de toda la temporada. Puede que la Navidad sea la fecha en la que la cartera sufra mayor maltrato, pero la somanta de palos que se lleva el bolsillo en los siete días de Feria también es pa denunciarla. Por tanto, ahí que aparecerá la crisis para ¿dibujar un escenario diferente?

El simulacro lo hemos vivido en una Semana Santa que sólo se ha recuperado en el tramo final. Es decir, en los días festivos o llegado el fin de semana, pero lo cierto es que se vivieron jornadas extrañamente tranquilas durante las tardes-noches de Lunes, Mares, e incluso Miércoles Santo. Aún así, lo de salir a la calle a disfrutar con el caminar de las hermandades no costaba euro alguno. No así el tapear, comer o beber de la Feria, pues plantarse en el albero para recorrer de punta a punta el Real tiene poca gracia si no es con una copita de fino en lo alto. Quizás tengamos que volver al antiguo modelo de Feria basada en la fiambrera y el bocata de tortilla condimentado con mucho amor de madre, o en su defecto, la versión moderna que consiste en el botellón y el paquete de papas fritas.