IGNACIO VERGARA IVSON DECANO DEL ILUSTRE COLEGIO DE ABOGADOS DE JEREZ

«La Justicia no funciona ni en Jerez ni en el resto de España»

El decano de los abogados jerezanos considera que la ciudad «necesita más policías en la calle» Reclama «un edificio único para la Justicia, porque el de García-Figueras no funciona»

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El primer decano que tuvo el Colegio de Abogados de Jerez fue el presbítero Sebastián de Zamora y Cañas. Los primeros estatutos, que iban a regular esta corporación, se aprobaron en 1763 y al año siguiente, un 14 de junio, fue constituido por Real Cédula de Su Majestad el Rey Don Carlos III. En LA VOZ hoy, con la responsabilidad que dan más de 200 años de historia y leyes, me siento a charlar con el actual decano.

Cuando se le pregunta por su edad, refiere que nació «en vida de Manolete, en 1947. Nací en junio, él murió en agosto». Está dado de alta como abogado desde 1974. «Voy a cumplir ahora 35 años de profesión y seis como decano». Como jerezano comprometido y preocupado por su ciudad, hablamos, además de la Justicia, de otros muchos asuntos de actualidad.

-¿Cómo ve Jerez?

-Yo la veo parada, de verdad que la veo parada. Y no sólo por el desempleo. Es que no hay iniciativas, despliegue empresarial, industrial. Por supuesto que estamos soportando una crisis que a Jerez le ha tocado de lleno, pero la gente se ampara siempre en las ayudas del Gobierno. Que debe hacerlo, por supuesto que sí, pero también los propios ciudadanos tienen que tener salidas y perder el miedo. La gente parece acomplejada, a verlas venir, que nos solucionen el problema. Jerez no ha tocado aún todas sus posibilidades que tiene, usted lo sabe mejor que yo. Unas veces por unos y otras veces por otros, a Jerez le queda mucho que andar. Sobre todo porque no tiene tejido industrial y aún no se ha recuperado del bache de las bodegas. Aquello fue un palo muy gordo.

-Jerez sufrió una gran depresión en su economía y ningún Gobierno vino a rescatarla.

-Eso es verdad. Cuando las bodegas comenzaron a irse de Jerez, los centros de decisión se fueron a Madrid, a Londres, y ningún Gobierno, fuera del signo que fuera, ayudó a Jerez. Nadie se dio cuenta de que esto se nos iba de las manos. Y se fueron de aquí.

-Hubiese hecho falta una reconversión del sector apostando por Jerez.

-Exacto. Usted tenga en cuenta las empresas auxiliares que movían las bodegas, tonelería, papelería para el etiquetado, corcho, cartonajes Todo eso se perdió. Nadie apostó por la industria vinatera jerezana. Pero nosotros también tenemos algo de culpa. Nos hemos mirado mucho el ombligo en el pasado. Los jerezanos, pensábamos, éramos más chulos que nadie. El vino tenía que venir la gente a comprarlo, no nosotros a venderlo. Y cuando nos dimos cuenta que había que salir a vender el vino, ya era tarde y nos habían comido el terreno. Pero la realidad es que el gran paro que tiene Jerez es producto de la debacle bodeguera. ¡Es que esa industria no se sustituyó con nada!

-¿Cuál es el potencial que no se está explotando?

-Jerez tiene una ubicación fantástica. Está cerca de todo y bien comunicada. ¿Por qué no se instalan grandes empresas en Jerez? No lo sé. Porque el Parque Empresarial es una buena idea, pero hay que saber vender el suelo, la situación y lo que tiene Jerez al resto de España. Viene Ikea y parece que va a ser la salvación, pero para eso tendrán que venir 20 más, ¿no? Porque suelo para eso hay.

-Dice que el jerezano se mira el ombligo pero a la vez tiene como un gran sentido del ridículo.

-Sí, por el qué dirán. Complejos de «no vaya a pasar esto, que van a decir qué». Somos muy especiales. Pero creo que si la ciudadanía nos mentalizamos, que la iniciativa tiene que salir de nosotros y no sólo esperar a que vengan a solucionarnos las cosas, algo cambiaría. Pero también hay que cuidar el día a día. Por ejemplo, el tráfico, que está muy, muy mal. Que hay que hacer el centro peatonal, pues vamos a hacerlo peatonal. Pero no el desaguisado que hay ahora. Oviedo está así y es precioso. Pero qué sentido tiene que hayan cortado la calle Honda. Usted se acordará cuando don Pedro Pacheco peatonalizó la calle Larga la que se montó. Y ahora todo el mundo está encantado.

-Cambiamos a asuntos de Justicia. ¿Es usted partidario de la cadena perpetua?

-Es que no le veo la bondad a esa pena. Siempre he pensado que las penas tienen que ser ejemplares. Y servir para que el reo o culpable se reinserte a la sociedad. Lo contrario sería marginar a unas personas, encerrarlos en un habitáculo y tirar la llave. Yo es que creo en la reinserción del penado. El que comete un delito puede ser una persona enferma, con lo cual tiene que tener un tratamiento distinto a encerrarlo en prisión o una persona que se puede rehabilitar, para la que hace falta unos mecanismos. Si tú lo condenas a estar perpetuamente a estar privado de libertad, le niegas esa reinserción a la sociedad, en la cual creo. Además, debo apuntar que, tal como tenemos hoy en día el ordenamiento jurídico, no es posible instalarla. Haría falta una reforma legislativa.

-Pero algunos, disfrutando de permiso o finalizada su condena, han vuelto a reincidir.

-Claro, claro, porque la institución penitenciaria no está enfocada para lo que yo pienso que debe estar. Más que para penar al culpable, recuperarlo para la sociedad, salvando casos que son enfermedades.

-¿Y por qué países tan avanzados como Austria contemplan la cadena perpetua y aquí no se puede revisar?

-Su legislación se lo permite. Pero yo vuelvo a insistir en que creo en la reinserción del penado.

-Hay culpables que se ríen de la Justicia, de la policía... Siguen haciendo daño a los padres de Marta del Castillo y causando un gasto tremendo al Estado. ¿Esto no aumenta la pena?

-Evidentemente, son cosas distintas. Una cosa es obstrucción a la Justicia, que está tipificado, y otra es el coste económico que está suponiendo, que va por otra vía dentro de la causa penal, que es la responsabilidad civil que esos niños vayan a tener por el coste que está suponiendo al Estado. Pero, como son insolventes, a ver cómo van a pagar.

-La pena completa al menos, ¿no?

-Que son merecedores de pena, por supuesto que sí. Pero individuos que tienen 18 ó 19 años, que están en el principio de la vida, si los condenamos a cadena perpetua, evitamos la posibilidad de que se recuperen para la sociedad.

-Pero dígale eso a los padres.

-Los padres están indignados como toda la sociedad. Pero la pena no puede ser nunca venganza. Insisto, las instituciones penitenciarias deberían cuidar más la posibilidad de reinsertar al individuo que el castigo. No va a estar toda la vida pagando un error. Ese caso, suponiendo que sean los autores, que todavía está sub júdice, los chavales que lo han hecho, en frío, no son asesinos, no lo son. Son gente que determinadas circunstancias les han llevado a cometer ese acto de barbarie. Pero usted dice ¿cómo se lo explicamos a los padres? Ellos están muy dañados y piden venganza.

-¿Por qué ha de llamársele presunto asesino cuando ha confesado?

-Es que la autoconfesión por sí sola no condena. Además, se desdicen ellos mismos. O sea que lo hechos todavía no están claros. Y me alegra que me haga estas preguntas, porque el otro día escuché algo en televisión que daba a entender que los cambios de declaración de los inculpados han sido debidos a influencia de sus abogados, y eso de ninguna de las maneras se puede admitir. Los abogados, jamás, jamás actuamos de esa forma. Nunca le decimos a los clientes que cambien sus declaraciones para que vayan complicando la investigación policial y judicial. Los abogados no influimos en esa materia, nos dedicamos a ejercer el derecho a la defensa, que todo el mundo tiene derecho a ser defendido, incluso estos niños.

-Pero, insisto, para este caso y otros de dureza similar, son penas que deben cumplirse en su totalidad.

-Las penas sí deben cumplirse hasta el final. Ahora, éstas deben ser adecuadas y razonables según lo que hayas cometido. No entiendo yo que razonabilidad cabe en una sentencia que sea a cadena perpetua. Y si no aparece el cadáver, no hay elementos para condenarlo por asesinato.

-¿Jerez es una ciudad segura? ¿Harían falta más policías?

- Estuve el otro día hablando con el comisario, mi amigo Andrés Garrido, y él entiende que Jerez es una ciudad segura. Lo que ocurre es que cuando sucede algún problema puntual se le da mucho bombo, como los robos de Montealto, que hubo mucha alarma. Pero eso no quiere decir que Jerez sea insegura. Aquí no hay un índice alto de delincuencia. ¿Qu hace falta más vigilancia? Seguro que sí. Jerez ha crecido muchísimo, pero no ha crecido en vigilancia. Jerez está carente de vigilancia por el aumento de la población. Necesita mayor seguridad, porque a veces parece que está absolutamente abandonado por las noches, y eso requiere medios policiales.

-No me resisto a preguntarle cómo va la Justicia en Jerez.

-Desgraciadamente, la Justicia no funciona ni en Jerez ni en el resto de España. El reloj de la Justicia se quedó parado hace muchos años. Y hay que decirlo en alto, Isabel. La justicia (repite subrayando las palabras) n-o-f-u- n-c-i-o-n-a. No está contento nadie, ni los justiciables ni los que somos justicia, porque la justicia somos todos los que estamos en el ámbito judicial (jueces, abogados, procuradores, fiscales, forenses) y nadie esta satisfecho. Nadie (insiste varias veces). El ciudadano ha perdido la confianza en la Administración de Justicia, y eso es lo peor que le puede pasar a un país. Es la institución la que no da credibilidad, porque es lenta e insegura.

-¿Y qué opina del edificio de los juzgados de García-Figueras?

-Están en una situación deplorable; fatal, sucio, viejo, hasta huele mal. Se decía que se iba a mejorar el edificio por dentro, pero todo lo que se haga será un parcheo. Es un edificio que nació viejo.

-¿Solicita un edificio de la Justicia?

-Hace algo más de un año se le pidió a la alcaldesa. Lo acogió muy bien, pero decía que eran competencias de la Consejería de Justicia. Pues que se entiendan las dos administraciones, ¿no? El Ayuntamiento está dispuesto a colaborar, la Consejería sabe que el edificio de García Figueras, por mucha obrita que le pongan encima, no funciona. Es obsoleto, viejo. Pero no se ha dado ni un solo paso para el edificio de la Justicia. Creo que lo mejor sería tirar el que hay y hacer uno nuevo. Urbanísticamente se puede hacer, ya lo dijo la alcaldesa, pero Pilar Sánchez también nos ofreció terreno al lado del Palacio de Congresos. ¡Pero algo! Es que no hay nada. Hubo conversaciones. El Juez Decano, la Consejería de Justicia, el Ayuntamiento, la delegada Blanca Alcántara... Sabemos que no hay dinero, vale, pero tomemos decisiones para cuando lo haya, porque el dinero que se le está echando a García Figueras, a mi juicio, es dinero tirado. En Jerez hay ya muchos juzgados y lo que necesita es un edificio digno para administrar la Justicia.

-¿Cuántos abogados hay en Jerez?

-583, con un sensible tanto por ciento más de abogadas. Yo que recibo a los letrados que se incorporan, después de jurar el día de la patrona, la mayoría de las veces son más mujeres que hombres.

-¿Hay una buena formación?

-Desde que yo soy decano, con una junta de gobierno magnifica, sostenemos que hay dos pilares básicos para la profesión de abogado: la deontología y la formación. Nosotros estamos haciendo continuamente cursos de reciclaje, porque entendemos que el abogado no se puede quedar anclado, tiene que ir avanzando. Y para los que están integrados en turno de oficio son obligatorios.

-¿Qué requisitos hacen falta para tener un turno de oficio?

-No tener recursos para litigar. Viene al Colegio de Abogados, a la calle Sevilla, se le pide la documentación necesaria que acredita que no tiene medios económicos y se le asigna un abogado provisional. Se manda a una comisión de justicia gratuita que hay en Cádiz, comisión mixta, entre Junta de Andalucía y Colegio de abogados, y ya se le nombra al de oficio.

-¿Qué es la abogacía?

-El Colegio es defensor de los derechos fundamentales constitucionales. La abogacía es la gran defensora de los derechos y libertades públicas.

-¿El Colegio de Abogados debería abrirse más a la ciudad?

-No sólo éste, todos. Es verdad que echamos de menos una comunicación más directa con el ciudadano. Hay que decirles que estamos aquí para servirles en la orientación jurídica.

-¿Qué espera de la Justicia?

-Algo que para mí es muy sencillo de hacer: un pacto de Estado de todas las fuerzas políticas para arreglar la Justicia. Hay que ponerse a trabajar en serio para sacar esto adelante, porque no puede seguir como está. Vamos a hacer leyes que se puedan cumplir, pues toda Ley que se saque tiene que tener su dotación presupuestaria. No vale legislar si no se tiene un soporte económico, como ha venido pasando. Vamos a simplificarla, hacerla más rápida y más sencilla.

-¿Y de Jerez?

-Antes, cuando Pacheco tomaba decisiones para la ciudad, había un revuelo tremendo, pero se hacían cosas. Yo lo que echo de menos ahora es que no hay proyectos, no los veo. Cuando mi amiga la alcaldesa lea esto dirá «qué barbaridad lo que dice». Pero es que hay mucha lentitud en todo.

Dejo a Vergara en el acogedor y luminoso despacho del Colegio de Abogados. Me acompaña a la puerta de salida de la calle Sevilla. Nos alegramos los dos de vernos, y yo de charlar con él para LA VOZ.