LA HOJA ROJA

La teoría de la relatividad

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Posiblemente, como dice Juan José Téllez, estemos ante una de las semanas santas más convulsas desde aquella de 1977 en la que se legalizó el Partido Comunista. Posiblemente, Téllez recuerde con nitidez aquella Semana Santa en la que aún los españoles tenían algún tipo de consideración hacia la política y conservaban un mínimo de decoroso respeto hacia los políticos. Posiblemente, aquellos momentos se guarden en la memoria histórica de más de uno como un relicario de lo que pudo haber sido y no fue. Pero ¡ay! los tiempos adelantan que es una barbaridad, que diría don Hilarión, o rescatando los versos de Neruda «nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos», que parece -cuidado, que las apariencias engañan- como más progre, más guay y menos casposo que el viejo verde de La verbena de la Paloma. Posiblemente, la de ahora, con tanto cambio en el gobierno y tanto baile de nombres -que dentro de unos años sólo recordarán con nitidez los opositores que anden ahora preparando temarios- sea una de las semanas santas más trascendentales para el panorama político español y andaluz, pero no parece que importe mucho, la verdad, porque donde se ponga un Despojado, un túnico -cómo les gusta el término- bordado, una petalada espontáneamente preparada o una esquina -como la de Beato Diego que casi le cuesta una subida de tensión al capataz del Caído- que se quiten las ministras, los ministros, las consejeras, los consejeros, las filtraciones y hasta las goteras -y bien gordas- que sigue teniendo el Gobierno de Zapatero.

Esta huida hacia delante, como han definido muchos la remodelación del gobierno central no es más que un último intento del capitán antes de quemar la nave. Y eso se nota, y eso lo nota hasta su vecina Carmeluchi que entre paso y paso, entre Novena y Candelaria cambia Onda Cádiz por Canal Sur y suspira porque nos quitan a Chaves de la Junta. «Ya era hora», se alegran por ahí, «que llevaba toda la vida de presidente», aunque lo dicen con la boca pequeña y a sabiendas de que este cambio no modificará en absoluto el estancamiento andaluz porque saben, sabemos, que en esta tierra de María Santísima, el Partido Popular lo tiene más que difícil.

Cambios de un equipo de colegio

Y a poco más de un año de haber formado Gobierno, llega Zapatero -que no parece conformarse con tener a más de la mitad del electorado muy cabreado con tantas pamplinas- y se pone a hacer cambios como el que está jugando un partidito con el colegio de enfrente. Tú aquí, tú allí, tú que has hecho dos películas, ¡hala! ministra de Cultura, tú que eres hermano de Iñaki Gabilondo, ministro de Educación, tú que ya has sido de todo, ministra de Economía, tú que llevas mucho tiempo en el Ayuntamiento y no te has comido nada, ministra de Sanidad y a ti, como premio a la jubilación, en vez de una placa, ministro de Cooperación Autonómica que es un Ministerio tan chulo como el de Igualdad. Pues vale. Y a cada uno le da una cartera y un cometido: arreglar este país pero sin que se note mucho, como hasta ahora. Con grandes espantadas y pocas explicaciones.

Descuentos vacacionales para los parados

Pues sí. Comprendo perfectamente que interese más la cuadrilla de mujeres que el pasado miércoles llevaba al San Juan de Luz y Aguas, bajo la voz firme -y gritona- de Elvira Almagro, que eso sí que es Igualdad y lo demás son campañas de imagen. Y que interese más que Spiderman ande por Cádiz -aunque a más de un Spiderman habíamos visto ya por esta ciudad, que aquí de trepas y escaladores tenemos las administraciones llenas-. Qué quieren que les diga, si esto se parece cada vez más a un sainete de los Álvarez Quintero. Que ya no funciona lo de «dame pan y dime tonto» porque ni para pan tienen muchos.

Aunque efectivamente, no sólo de pan vive el hombre. Que se lo digan a los del grupo hostelero Magic Costa Blanca que ofrecen un descuento de hasta un 35% para los desempleados españoles que reserven sus vacaciones en uno de los hoteles que esta cadena tiene repartidos por el Levante español. A quien presente la cartilla del paro a la hora de hacer la reserva, el grupo hotelero le descuenta de forma automática un veinte por ciento, en el caso de que sean dos miembros de la unidad familiar los que posean el ya tan común carné de parado, el descuento aplicable se incrementa en un 15% más. Perfecto. Usted está parado, usted no tiene para pagar la hipoteca, usted tiene todas la papeletas para quedarse en el paro de por vida, pero no debe renunciar a sus vacaciones porque como dice uno de los directivos de la cadena «esta medida está calculada para que el cliente mantenga su nivel adquisitivo y pueda disfrutar de sus vacaciones» ¿Qué nivel adquisitivo? ¿Qué vacaciones?

Virtualmente teníamos 400 euros

Al final, otra vez tenemos que volver al chiste de Jaimito y sus definiciones de virtual y real. Virtualmente seguimos teniendo un estatus, un nivel adquisitivo y una posición social, pero la realidad nos viene cortando el punto y nos dice que somos lo que somos y que no hay más cera que la que arde -y ya ni cera, que para eso el Ayuntamiento ha puesto un dispositivo de limpieza y baldea todos los días las calles, menos mal-. Virtualmente teníamos 400 euros de rebaja fiscal y llegan los borradores de Hacienda y están todos equivocados -para una vez que se equivocan a nuestro favor, también es mala suerte que se hayan dado cuenta-. Virtualmente tenemos un gobierno compacto -eso dice Leire Pajín- preparado para afrontar la crisis y la realidad nos dice que estos están más perdidos que el barco del arroz. Y a ver por donde salimos. Porque todo es relativo.

Como el tiempo. Porque no me negarán que lo de la relatividad del tiempo es quizá de las únicas teorías físicas que tienen una constatación de las de andar por casa. Nunca sabremos con certeza cuándo el tiempo es suficiente o bastante.

Fíjense, que nos parecía que Manuel Chaves llevaba toda la vida en la Junta y sólo ha estado cinco años más que nuestra alcaldesa Teófila Martínez en San Juan de Dios. Lo que les decía, la teoría de la relatividad.