El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, durante una conferencia, el pasado jueves. / EFE
Economia

El Banco Central Europeo sólo encuentra ventajas en la reciente caída de los precios

El abaratamiento de alimentos y petróleo respecto a 2008 restará 1,1 puntos a la inflación entre febrero y agosto

| COLPISA. MADRID Actualizado: Guardar
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El Banco Central Europeo (BCE) mira con buenos ojos el desplome de los precios en la zona euro. Descarta de plano el riesgo de deflación -un fenómeno que acompaña y alimenta la depresión económica- y asegura que los países de la moneda única atraviesan una fase de rápida desinflación, proceso al que atribuye ventajas, la principal de ellas, la mejora de la renta disponible de las familias y las empresas. Está seguro, por otra parte, de que la inflación repuntará en la segunda mitad del año. De ahí su conservadurismo y resistencia a bajar con rapidez y más intensidad los tipos de interés.

El BCE piensa que la principal causa de la trayectoria a la baja de los precios es el formidable repunte que el petróleo y los alimentos registraron en la primera mitad de 2008. Si el Gobierno español previó en algún momento que la inflación iba a registrar tasas anuales negativas en la segunda mitad del año y se ha visto sorprendido con el adelanto de esta evolución, el instituto emisor europeo lo tiene perfectamente claro: está justificado que los precios bajen mucho hasta julio, pero después volverán a subir con celeridad.

Explica el Banco Central Europeo -en un estudio que acaba de publicar- que la comparación de los datos del crudo y los alimentos entre los meses de febrero y agosto de este año con los de 2008 restará 1,1 puntos a la inflación que los países de la zona euro van a presentar en ese periodo. Por el contrario, esa misma referencia sumará 1,8 puntos a la evolución que registrarán los precios desde agosto a diciembre próximos. De este modo, considera que las tasas negativas de inflación que países como España están presentando responden en buena medida a un puro efecto estadístico.

La temida deflación -explican los expertos del BCE- consiste en una caída persistente, y que se retroalimenta, de una extensa variedad de precios. Bienes y servicios se abaratan de manera generalizada, por la expectativa de que los precios bajen más en el futuro. Con estas perspectivas, el consumo se pospone y la inversión también se aplaza. El BCE se apunta un tanto, al considerar que estas situaciones se suelen dar en economías con fuertes oscilaciones, donde la autoridad monetaria no tiene un objetivo claro de evolución de los precios que ayude a anclar las expectativas a medio plazo del sector privado.