El programa 'Vidas marcadas' se sumergirá en el dolor cotidiano

En la televisión estamos acostumbrados a seguir sucesos luctuosos que, pasado el tiempo, desaparecen de los medios. ¿Qué pasa después, cuando nadie se acuerda de los protagonistas o víctimas de las noticias? ¿Qué ocurre cuando el sentimiento se posa y se ha de vivir cotidianamente con el dolor? Estas y otras interrogantes planteará Vidas marcadas, un programa de testimonios de gente acostumbrada a sufrir más de la cuenta, que estrena hoy Antena 3 al filo de la madrugada, después de Doctor Mateo. No será fácil digerir relatos tan duros, tan estremecedores como colofón del fin de semana. Pero la directora de este espacio mantiene que estos hechos son parte de la vida. «Al final se impone la supervivencia del ser humano».

La mayoría de los casos de Vidas marcadas han aparecido en los medios de comunicación. Así, este programa contará la experiencia de José Arias, un padre de familia que soporta el duelo después de que dos de sus hijas murieran ante la presunta negligencia de su vecino, que empleó un insecticida prohibido que ellas inhalaron; narrará la historia de un joven soltero cuyos padres fallecen y posteriormente también lo hacen cinco miembros más de su familia; y relatará las vivencias de una mujer con 8 hijos que se ha enfrentado a la muerte de cinco de ellos.

Los testimonios de este docu-reality se enmarcarán con el análisis de la conducta de los protagonistas, a cargo del psicólogo Enrique García Huete. Este especialista ofrecerá pautas para afrontar, de la mejor manera, los hechos que se cuentan. «Es un programa de historias vitales, pero queríamos estructurarlo a partir de los sentimientos concretos que invaden al individuo. Así, se tratará la rabia de un padre por haber sufrido el asesinato de su hijo y el temor de una mujer por la conducta de un familiar esquizofrénico», explica la directora de Vidas marcadas, Choni Clemente.

El psicólogo explicará el factor humano, el motivo por el que una persona actúa de determinada manera y lo que puede hacer para tratar de remontar esa situación. La historia se contará en primera persona, en un tono intimista, y después vendrá el análisis. «Nosotros no tenemos afán de curar a nadie, no hay objetivo terapéutico. Queremos ofrecer una visión del ser humano en situaciones duras, porque la felicidad no genera sentimientos tan prolongados como la desgracia» señala Clemente.

Sobre la dureza del programa, su directora explica que «cuando ves este programa te identificas con las víctimas» y que la vida en sí misma está llena de historias parecidas. «Hacemos caso a sucesos que llaman mucho la atención, se comentan durante unos días en las tertulias, pero pasados cinco años nadie se acuerda de esa gente. Por eso queremos saber qué sentimientos quedan después». La directora del programa pone el acento en el carácter edificante de los relatos «porque se pone de manifiesto cómo, a pesar de que se hayan vivido las situaciones más terribles, el ser humano lucha al final por mantenerse vivo».

¿No estaremos, una vez más, ante la recreación del morbo? «Es la vida, si no hablásemos de estas cosas no entenderíamos al ser humano. No se puede contar sólo si a alguien le ha tocado la bonoloto. El reflejo de la prensa, que ha tratado esos temas en su momento, está ahí. Estamos en un mundo con muchos problemas, esto no es un mundo feliz», sostiene Clemente, que rechaza cualquier parecido con el programa de sentimientos que emitió Telecinco, La caja. «Nosotros dejamos hablar a la persona, no le ponemos imágenes para ver cómo reacciona. No hay terapia de choque, sólo escuchamos y el psicólogo analiza lo que ve», dice.