LA ROTONDA

Los fontaneros del partido

Parece que los resultados electorales de Galicia y el País Vasco han puesto a cavilar a más de uno. Algo está cambiando en la sociedad por efecto de la crisis o del hartazgo político de los ciudadanos. El efecto imprevisible de la mayoría silenciosa ha provocado una llamada a rebato en los partidos. Los más sensatos se han dado cuenta de que tienen que tener los pies en el suelo, patearse las calles, escuchar a sus vecinos si no quieren convertirse en el nuevo Touriño de turno. Tener la esencia del alcalde de pueblo. La vieja guardia se ha puesto manos a la obra. Teófila Martínez, Francisco González Cabaña, José Antonio Barroso y algunos otros son claros ejemplos de alcaldes convencidos en cuidar la cocina antes de salir al jardín. Aunque luego la tengan manga por hombro.

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Luego los hay deslumbrados -y sobre todo deslumbradas- por el poder, por los coches oficiales, las medallas, los maceros, el tratamiento de excelentísimo y hasta por los guardaespaldas reconvertidos en confesores, consejeros o cualquier otro menester. Y que levantan la vara de mando para intentar acallar bocas y torcer voluntades mientras que en su campiña el desempleo y las penurias asfixian a sus conciudadanos. Se quieren comer el mundo mientras en casa se los comen por los pies.

El pacto de Puerto Real es un claro ejemplo de que las cosas no son como antes. Y posiblemente ya nunca lo serán. Barroso y su eterna enemiga política Ana Mosquera se han tragado todos los sapos y han firmado un pacto que posiblemente en los próximos comicios llevará a ella a la Alcaldía y a él lo mantendrá en el poder, como socio, como teniente de Alcaldesa o como vicepresidente de Diputación... Es la estrategia del superviviente. Y Barroso lo es desde que soldaba tubos en Astilleros.

Este pacto PSOE-IU no sólo puede dar estabilidad en Puerto Real y la Diputación, así como en Algeciras, sino que puede abrir una rendija en El Puerto de Santa María para arrebatar el sillón presidencial al popular Enrique Moresco si esa sintonía PSOE-IU se mantiene sólida.

La mesa de camilla provincial del PSOE hace cábalas también con un posible acercamiento al Partido Andalucista. El acuerdo en Benaocaz para desbancar al alcalde del PP puede ser sólo el comienzo de una estrategia mayor. Y es que actualmente el pacto PP-PA impide que el PSOE gobierne en Ubrique, Algar, Gastor y San Fernando pese a ser la lista más votada.

Como siempre, los personalismos encontrados son los principales escollos. Al igual que ocurrió en Chiclana con Román y Butrón, en San Fernado lo más complejo es lograr un pacto entre el andalucista Manuel María de Bernarno y el socialista Fernando López Gil. Los populares de La Isla perciben que su posición en el Gobierno municipal les está dando más problemas que beneficios, aunque tampoco están por la labor de dejarle en bandeja el poder a los socialistas.

El PSOE se sabe acuciado en Andalucía por los efectos de la crisis económica -especialmente el paro y la conflictividad social-, por el desgaste lógico de un cuarto de siglo de gobierno y por la posibilidad de que Manuel Chaves quiera abandonar la presidencia de la Junta. La orden es clara: ponerse manos a la obra. Y en eso la fontanería socialista es experta.

Sólo Jerez se sale del guión. Pilar Sánchez va por libre enfrentada a la dirección y a todo el que no le baile el agua, a riesgo -sin importarle demasiado- de poner en juego un granero de votos clave no ya para la Alcaldía jerezana, sino para el propio PSOE de Andalucía. Su empeño en saldar rencillas personales y su obsesión casi enfermiza de brillar más que su compañera y diputada nacional Mamen Sánchez, junto con el endeudamiento del municipio y de empresas proveedoras del Ayuntamiento, pueden tirar por la borda un importante apoyo a Chaves y Zapatero.

Frente a esta estrategia ofensiva, el Partido Popular juega a la defensiva, con los problemas que ello conlleva. Cádiz, El Puerto y La Línea -con el primer edil Juan Carlos Juárez con la espada judicial de Damocles sobre su cabeza- son sus bastiones. Sus aspiraciones se centran en que Ernesto Marín pesque en el río revuelto judicial en el que se está convirtiendo Chiclana y logre recuperar la Alcaldía. En San Fernando sufren la paradoja ni contigo ni sin ti, porque en los próximos años la llave de Gobierno siempre la tendrá el PA.

La pérdida de Sanlúcar y Barbate fue un duro golpe para el PP por la caída de su credibilidad, a lo que se añade la dificultad añadida de crecer sin gobernar ni en la Diputación, ni en la Junta, ni en el Gobierno central. Y sobre todo sin manejar sus presupuestos.

Aún queda mucho tiempo, mucha crisis, mucho paro y, si nos atenemos por lo ocurrido en los últimos meses, mucha corrupción por descubrir, pero la maquinaria electoral es como un taxi, no deja de funcionar durante las 24 horas del día.

La sociedad civil se ha vuelto más exigente. El ciudadano vuelve a tomar conciencia de su voto y del poder de su voz en la calle. Da la sensación de que ningún político se puede sentir a salvo.