Imagen de la familia del zar Nicolás II. / Archivo
historia

Toda la familia Romanov fue asesinada en julio de 1918

Un estudio de ADN acaba con las especulaciones que apuntaban a que alguno de los hijos del zar Nicolás II había sobrevivido

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Un equipo de científicos internacional ha puesto fin a uno de los grandes misterios de la Historia reciente del siglo XX, al confirmar que los cinco hijos del último zar ruso fueron asesinados en julio de 1918, al igual que sus padres, durante la revolución bolchevique. Un estudio de ADN publicado por la Public Library of Science ha hecho posible que se despejen todas las dudas y que se acabe con las especulaciones de que alguno de los hijos de Nicolás II había sobrevivido.

El estudio de ADN a los restos hallados en una tumba -localizada en el verano de 2007 a unos 70 metros de una primera en la que estaban la mayoría de los Romanov - ha revelado que se trataba de otros dos niños de la familia: el heredero al trono Alexei y una de sus cuatro hermanas (Olga, María, Tatiana, Anastasia), acabando con cualquier tipo de duda.

La investigación llevada a cabo ha constado de un análisis combinado de ADN mitocondrial, autosomal y del cromosoma Y, que, a su vez, ha sido contrastado con los restos humanos de la primera tumba, en la que fueron enterrados la mayoría de los Romanov y que fue descubierta en una excavación en 1991. Pese a estos datos, el misterio en torno a la familia imperial parece que sigue reinando, ya que se desconoce la identidad de la niña que fue enterrada junto al heredero del trono de la Rusia Imperial, Alexei.

Fusilados en 1918

A primeras horas de la mañana del 17 de julio de 1918, la familia entera junto con tres de sus miembros del servicio y su médico fueron fusilados y luego rematados con bayoneta en un sótano en la llamada casa Ipatiev de la ciudad de Yekaterimburgo (Rusia central), ante la posibilidad de que las tropas zaristas les liberaran.

Después del intento fallido de dejar sus restos mortales en una mina abandonada, los cadáveres fueron trasladados a un campo a algunos kilómetros de allí. En ese lugar, nueve de los once ejecutados fueron enterrados en una tumba mientras que los otros dos, que han sido hallados ahora, fueron sepultados a unos 70 metros.