EL MUÑIDOR

Cómo pasa el tiempo!

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No sé si a usted, querido lector, le habrá pasado lo mismo que a mí. No sé si a Usted también le parece que fuera ayer, cuando estaba en la Alameda de Cristina presenciando la Adoración de Sus Majestades los Magos de Oriente ante el Niño Dios en el entarimado de la puerta de Santo Domingo. Que hace apenas unos días que desmontó el belén, los adornos y el árbol, devolviéndole a su hogar el cotidiano aspecto de la normalidad. Y sin embargo, ya vé, ha pasado ya mes y medio desde entonces, y nos hemos plantado, un año más, en las mismísimas puertas de una nueva Cuaresma. Otra Cuaresma, en la que nos dispondremos a vivir la vuelta a los Cultos, los Quinarios, los Besamanos, los ensayos de las cuadrillas de costaleros, los pregones, las mesas-redondas, las papeletas de sitio y un largo etcétera que nos mantendrán más que ocupados durante estos cuarenta días........ El tiempo, que vuela..... El tiempo, que pasa..... Aunque, como ya dijo antes alguien por ahí, no pasa el tiempo sino que pasamos nosotros. Y esta última frase es la que me ha hecho meditar y compartir con Vd., a través de estas líneas, el resultado de mis reflexiones.

La primera de las interrogantes que me surgió fue la siguiente: ¿Debería haber titulado este artículo tal y como aparece allí arriba? ¿O hubiera sido mejor colocar el verbo pasar entre comillas? Porque Usted sabe de sobras, que del sentido del verbo pasar o transcurrir, al de "pasar" así, entre comillas, hay un abismo.

Y enseguida, me surgió la segunda de las cuestiones. Si decido aplicar el verbo entre comillas a la frasesita de referencia, el resultado es el siguiente: No "pasa" el tiempo sino que "pasamos" nosotros......

Llegado a este momento, me asaltó la tercera y más aterradora de las dudas. ¿Quiere esto decir que si aplico el verbo en el entrecomillado sentido, estoy afirmando que nos disponemos, un año más, a "pasar" de esos Cultos, Quinarios y todo lo demás que antes le mencionaba? A partir de aquí, un aluvión de temores y preguntas sin respuestas me fueron surgiendo en mi interior. ¿Cuántos hermanos acudiremos al Tríduo o al Quinario de la Hermandad? ¿Cuántos a la Función Principal? ¿Nos acercaremos a los Besamanos buscando el auténtico sentido que tienen, o iremos más a criticar y a buscar defectos? ¿Cuántos de esos jóvenes costaleros de los entrenamientos, conocen el nombre de la Imagen Titular que llevan sobre sus hombros? ¿Cuántas de esas cuadrillas efectuarán su trabajo el día de la salida procesional con espíritu de penitencia y cuantas por exhibicionismo o rivalidad con tal otra cuadrilla? ¿Cuántas Salas de Hermandad presentarán un aspecto desolador en cualquiera de las Conferencias y Charlas de Formación, a las que ni siquiera acudirán los miembros de la Junta de Gobierno de la Hermandad organizadora? ¿Cuántos acudirían al Villamarta en la mañana del Pregón si hubiera que pagar la entrada? ¿Cuántos mentirán sobre su precariedad económica a la hora de sacar la Papeleta de Sitio? ¿Cuántos vestirán la túnica, sabiendo de verdad lo que ello significa? ¿Y cuantos no la vestirán por comodidad o egoísmo?

Desgraciadamente, la respuesta a estas cuestiones y otras muchas otras que me hubieran podido surgir, me la estaba dando la primera afirmación que hacía al inicio de este escrito cuando decía que no pasaba el tiempo, sino que más bien somos nosotros los que muchas veces "pasamos" (entre comillas) de muchos de esos actos, convocatorias y actitudes que se nos van a ir presentando a lo largo de esta Cuaresma, que en apenas tres días iniciaremos.

No "pasemos" nosotros en esta Cuaresma. Al contrario, vamos a intentar vivirla con profundidad y auténtico sentido cristiano y cofrade, y a disfrutarla con toda intensidad, desde el primer al último día. Que sea el tiempo el que, sin comillas, pase y nos acerque poco a poco a la esplendorosa mañana de un Domingo de Ramos que cada día presentimos más cercano. !! Feliz Cuaresma ¿¿