FANS. Obama y el vicepresidente Biden firman autógrafos a su llegada a la base aérea de Buckley, en el estado de Colorado. / AP
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La crisis presupuestaria amenaza con paralizar la actividad pública en California

Tres días de intensas negociaciones en el Congreso de California no han despejado el camino al nuevo presupuesto estatal mientras el gobernador, Arnold Schwarzenegger, incapaz de poner más parches a la crisis presupuestaria, envió ayer cartas de despido a unos 20.000 funcionarios. Desde la década de los setenta, cuando la ciudad Nueva York se declaró en bancarrota, ninguna administración importante había atravesado una situación económica tan delicada.

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California podría verse obligada, por ejemplo, a paralizar todas las obras públicas que corren por su cuenta, un total de 275. De no acudir en su ayuda el plan de estímulo económico de Barack Obama, las consecuencias de detener estos trabajos se adivinan devastadoras para el empleo y para los propios servicios públicos. La crisis presupuestaria del mayor estado norteamericano es la más grave de las que afectan en mayor o menor medida a todas las administraciones estatales del país. Desde el pasado otoño, cuando los legisladores empezaron a tratar de atajar el enorme agujero de 114.000 millones de euros en las cuentas públicas, la crisis financiera californiana no ha cesado de aumentar, hasta el punto de que en las próximas horas podría quedarse sin liquidez para afrontar actividades imprescindibles.

Antes de que empezaran los despidos masivos, la administración se había visto obligada a dar permiso sin sueldo a cientos de trabajadores. Todas las instituciones municipales que dependen económicamente de la ayuda estatal han dejado de recibir el dinero necesario para mantener su actividad. El gran problema es que bancos e instituciones crediticias han cortado todos los puentes, dada la precariedad de las cuentas públicas, pero sobre todo por el escaso valor de los bonos en los que el estado se ha apoyado para financiar su funcionamiento. Además, el índice de desempleo es de los más altos del país y su capacidad recaudatoria ha disminuido sensiblemente como consecuencia de la grave crisis hipotecaria.