CRÍTICA DE TV

Marta

La otra noche apareció por La Noria la cantante Marta Sánchez. La Noria, en la noche del sábado de Telecinco, es un programa que aspira a ser tomado por serio sin renunciar a enormes dosis de sal gorda (una vez escribí aquí mismo que era algo así como la versión televisiva de la revista Interviú y tanto en el programa como en la revista se enfadaron muchísimo; aún no sé por qué). Marta Sánchez acudía como invitada a la parte seria del programa, esto es, unos minutos de televisión que uno puede confesar públicamente que ve sin sentir vergüenza ajena. (Seamos justos: nadie puede negar que tales minutos existen en La Noria. El problema es que nunca sabes cuáles van a ser ni cuándo van a acabar). Esta mujer, Marta, lleva tantos años cantando, y ha construido una carrera profesional tan seria, que inevitablemente inspira respeto. Ese respeto se traslucía en las preguntas de los periodistas de La Noria, que se movieron entre márgenes bastante correctos. Hasta que el afamado telepersonaje Jimmy Giménez Arnau, quizá porque se aburría, o quizá porque ese era su papel, rompió el tono cortés y empezó a preguntar a la cantante por sus intimidades de alcoba.

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Entonces llegó la pausa para la publicidad. Si de verdad las cadenas quisieran un día atraer la atención con algo sustancioso, con uno de esos contenidos de los que luego todo el mundo habla, no tendrían más que levantar la veda sobre sus propias tripas y mostrar qué pasa en los platós durante las pausas publicitarias: qué dicen los invitados, qué comentan entre sí los contertulios, qué le cuentan al presentador desde el control El resultado sería mucho más interesante que todo ese ruido vacuo con el que nos flagelan. Podemos suponer que Marta, en esos segundos prodigiosos, se dirigiría a Jordi González y hablaría con palabras como estas: "Si ese tío sigue por ahí, yo me marcho y te quedas sin programa". Podemos también suponer que alguien recordaría a la cantante que había cobrado por acudir, que Jimmy protestaría algo así como "es que este mi trabajo" y que Marta cerraría la discusión con un broche del tipo "Os quedáis con la pasta y yo me marcho". El caso es que, después de una pausa publicitaria, Jimmy se calló y Marta se quedó. Por favor, que nos pongan el vídeo: sería lo más visto del año.