Sociedad

La crisis podría beneficiar a los hábitos alimentarios

«La crisis económica tiene que ser aprovechada como una oportunidad en el ámbito alimentario». Ana Troncoso, directora de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria, considera que el entorno económico negativo que atraviesa España, lejos de ser un riesgo para la población desde el punto de vista alimentario, debe servir para que la gente, en un contexto de descenso de consumo, «adquiera una nueva cultura alimenticia más saludable».

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Ahora que se han disparado todas las alarmas en la sociedad sobre los altos índices de sobrepeso y problemas cardiovasculares derivados de una mala alimentación, «hay que comer mejor», dice Troncoso. «Si se aprovecha en este sentido, la crisis económica puede ser una oportunidad», señaló esta experta en el marco de la conferencia CIES sobre Seguridad Alimentaria.

David Bosshart, director del instituto económico suizo GDI, comparte la misma idea. «Hay que consumir menos». Para razonar esta afirmación aporta un dato. «Actualmente, en el mundo, hay más personas obesas o con problemas de sobrepeso que los que sufren desnutrición». Y añade: «Si seguimos así hay que prepararse para el desastre; no sólo estamos en crisis económica, la crisis es cultural; este estilo de vida está agotado». Y simboliza este fin de ciclo con un interrogante. «¿Tiene sentido seguir bebiendo agua mineral de las islas Fiyi?».

Para salir de la crisis , Bosshart propone mirar a las tradiciones. «Si el Corán impide comer durante el Ramadán, o los católicos respetan la cuaresma sin ingerir carne los viernes, por algo será, ¿no?». Así, este consultor y politólogo helvético recomienda despilfarrar menos y volver a colocar la agricultura en el primer plano.

Riesgos

Respecto a los riesgos alimentarios del futuro, Troncoso cree que pueden venir tanto de la globalización, «cada vez hay más mercados», como de los nuevos sistemas de producción de alimentos. «Los que son tratados genéticamente o los producidos a partir de la nanotecnología son aún una incertidumbre y es preciso evaluarlos».

Robert Madelin, director general de Sanidad Pública y Protección del Consumidor de la Comisión Europea, también considera que la globalización puede acarrear riesgos alimentarios. «Nuestro gran problema actual es la falta de confianza por parte de los consumidores».