ACTUALIDAD. El coro de Valdés cantó al tornado que tuvo a Cádiz en vilo todo el día. / CARMEN ROMERO
IMPROVISACIÓN

Coplas sobre la bocina

El cuplé al tornado de José Manuel Valdés recuerda esas letras frescas, de rabiosa actualidad, como la de Los Fígaros al Madrid o La Quintaesencia a la descalificación de Santander

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El tornado imaginario no arrasó más que con la tranquilidad de Cádiz, y en cambio dejó un cuplé que pasará a la historia. Saldo muy positivo. El coro de José Manuel Valdés y Felipe Marín ofreció una espectacular muestra de reflejos, atajando el vendaval y dando aire a la letra más comentada de este Concurso.

El Carnaval es periodismo cantado pero ¿es posible enterarse de una información de rabiosa actualidad en el mismo Teatro y sin encender la radio? José Manuel Valdés se hizo eco y se cachondeó a final del día de la noticia que inquietó a la Tacita. Pero no ha sido el único.

El mítico Paco Alba asumió el papel de los actuales carruseles deportivos y con su copla comunicó a los espectadores el resultado del encuentro de Copa de Europa del Real Madrid, jugado unos minutos antes. Corría el año 1964. Los merengues disputaban un partido de competición internacional, y los Fígaros ensayaban en camerinos, atentos al transistor. Se enteraron del marcador, completaron un cuplé que tenían medio escrito, dos pasadas rápidas, y sorprendían al respetable con la noticia, rimada y musicalizada. Nadie lo olvida, ni se lo explicaban los presentes. «Ahí se ven los artistas», le dijo el autor a sus componentes.

Sobre la bocina aparecen anécdotas inolvidables. Sin lugar a dudas, la improvisación y el chiste rápido son dos de las señas del Carnaval gaditano.

Dando un repaso a la historia, los grandes aficionados recuerdan el famoso 23 de febrero de 1981, el 23-F, y el día después. El cuarteto Cuatro parlamentarios parlanchines y estrafalarios saltó a las tablas con una parodia del golpe de Estado, tirando a «todo el mundo al suelo». El Falla no puso en evidencia la autoridad del tricornio y acabó besando la moqueta.

Han sido muchísimas las coplas que han hecho alusión al fallo del Jurado, emitido uno o dos días después. Los Musiquitas de Tino Tovar se acordaron de la cantera (Cantamañanas, Criticonas, Makeijan y Los últimos del Titanic) y Los hijos del Lama reventaron la final con su recuerdo a los cajonazos de este año. Ese pasodoble introducía las músicas de El séptimo de caballería y Las belloteras, que respondieron al año siguiente con Los enterraores.

Los Carapapa siempre se guardan esa carta en la manga. Como aquel 97, con sus Blancanieves y los siete enanitos, sacándole punta al incendio del cine municipal, que ardió un día antes.

El Canijo sorprendió el pasado Concurso con un cuplé al nuevo himno de España, retirado esa misma semana, y del que se rieron pocas horas después de que se conociera la noticia.

Levanta al público, multiplica la puntuación, da mucho que hablar,... pero es un riesgo enorme. La historia reciente recoge algunos intentos fallidos. La Quintaesencia de Antonio Martín se atrevió en la final de 2006 a cantarle a la descalificación de la chirigota de Manolo Santander, El movimiento del 36. Eso fue a las dos y la comparsa actuaba a las cinco. «Estábamos en la peña cuando nos enteramos de la descalificación, y todos convenimos en hacer una letra que puso al público en pie», recuerda Martín. «Es la letra más fresca de la historia», reseña.

Y cómo olvidar el lío que se montaron Las pitorrisas el año pasado, con un pasodoble en parte inaudible que pudo costarles el primer premio.

Algunas coplas están enjaretadas a falta de la última puntada, otras (las más meritorias) son de nueva creación. Es la mejor arma en la guerra del Concurso, a riesgo de que los nervios produzcan el efecto contrario. Aún así, todo el mundo lo agradece. Y aunque sea sobre la bocina, vale la canasta.