Honor y conflicto

l regreso de Recep Tayyip Erdogan a Estambul se convirtió en un acto de exaltación del honor turco frente al Estado de Israel a cuenta del incidente que el primer ministro tuvo con Simon Peres y con el moderador de un debate en Davos. El hecho no sólo refleja la abierta contestación que se está dando a la ofensiva israelí sobre Gaza en países que, como Turquía, venía manteniendo relaciones de colaboración con Tel Aviv. Demuestra también que Israel ha vuelto a ser entronizado en el universo simbólico de millones de musulmanes, árabes o no, como el enemigo común que permite soslayar tantas diferencias y obviar la inconfesada aversión hacia los palestinos mediante testimonios de solidaridad. El gesto de Erdogan, abandonando indignado el foro de Davos, en nada contribuye al papel que pueda jugar Turquía como mediadora en el conflicto israelí-palestino.