MEDIOS. Antonio del Castillo (d), padre de Marta, acompañado por su cuñado, Javier Casanueva (i), durante la rueda de prensa que ofrecieron ayer. / EDUARDO ABAD. EFE
ANDALUCÍA

Estrategia Cortés

Los del Castillo luchan por el regreso de su hija Marta con un modelo calcado al que siguió el padre de Mari Luz: presencia diaria en la prensa para evitar que decaiga la búsqueda

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Las toscas y apresuradas fotocopias con imágenes de Marta se han convertido hoy, cuando se cumple una semana desde su desaparición, en carteles bien diseñados y a color. Estos pasquines lucen en todas las esquinas de Tartesoss, el barrio sevillano donde viven los Del Castillo, pero también en el resto de Sevilla y en los principales puntos de paso de las ocho capitales andaluzas, Madrid o Barcelona.

Antonio, el desconsolado padre de Marta, hace de tripas corazón y comparece, casi a diario, ante la nube de periodistas que hacen guardia en la puerta del mismo portal donde se pierde la pista de su retoño. Cuenta las pocas novedades que puede (el juez ha decretado el secreto de las actuaciones) o, sencillamente, que sabe.

Gracias a este fuerzo del padre (la madre, presa de la ansiedad, apenas sale de su habitación), la cara de Marta se ha colado en todos los hogares españoles a través de las cadenas autonómicas y nacionales de televisión. Y esto hace que, de alguna manera, todos los ciudadanos vean a esta chiquilla, de gesto inocente, como parte de su familia. Se ha generado un deseo colectivo de que esta historia tenga, cuanto antes, un final feliz.

Son los mismos pasos que dio en enero de 2008 Juan José Cortés, tras la desaparición de Mari Luz. La familia Del Castillo ha copiado la esencia de la estrategia de los Cortés: intentar por todos los medios que no decaiga ni un ápice la búsqueda de su hija y que la movilización social, policial y judicial no ceje hasta que aparezca Marta. Las semejanzas son evidentes: los sevillanos, como en su día los onubenses, se echaran a la calle hoy en una manifestación acordada por la asociación de vecinos Turdetania. El Real Betis lució el martes camisetas reclamando el pronto regreso de Marta, al igual que el Real Huelva hizo con Mari Luz.

Papel de la iglesia

La Iglesia también se ha arremangado en este pulso por la vida, aunque con credos de matiz diferente. Juan José Cortes y su esposa (que el miércoles se desplazaron hasta Sevilla para expresarle todo su apoyo y colaboración a los Del Castillo) son evangelistas, mientras que Antonio y los suyos, católicos. El cardenal arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, ofició en la parroquia de San José Obrero una misa a la que asistió el abuelo de Marta. «No estáis solos», le dijo el prelado. Cuando Antonio no puede soportar más presión mediática (las lágrimas y la angustia no le han dejado terminar ninguna de las dos ruedas de prensa que ha improvisado), entra en liza su cuñado y tío de Marta, Javier Casanova, que hace las veces de portavoz. Un papel idéntico al que desempeñaba en Huelva, Juan Cortés, abuelo de Mari Luz.

Portero automático

Ayer, durante la comparecencia ante los medios de comunicación, Antonio desveló que su hija «pudo subir a casa» antes de que la viera por última vez una vecina en el portal alrededor de las 21,30 horas. «Alguien la llamaría y saldría a esperar», agregó Del Castillo, quien dijo que el bolso de la joven estaba en casa y que Marta sólo llevaría encima el DNI, «porque lo lleva siempre». «Puede que sí bajara voluntariamente pero no se fue voluntariamente. Pongo mis dos brazos», apuntó el padre.

En esta línea, indicó que «si la niña estaba abajo en actitud de espera es porque alguien la llamaría al móvil o al 'porterillo'».