DESCANSO. Los tres aventureros reponen fuerzas en su tienda de campaña. / O. S. L. C.
Sociedad

Tres hombres capaces de todo llegan al Polo

La primera expedición a la Antártida formada por discapacitados alcanzó el Polo Sur tras recorrer a pie 250 kilómetros en una gesta histórica

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A Jesús Noriega le falta una mano. Xavier Vallbuena perdió la pierna derecha en un accidente. Eric Villalón sólo tiene un 5% de visión. Sobre el papel, se trata de discapacitados. Pero los tres alcanzaron el Polo Sur el martes, tras recorrer a pie 250 kilómetros a temperaturas que han alcanzado los 32 grados bajo cero, sin ningún tipo de ayuda externa, acompañados por los guías Ramón Larramendi e Ignacio Oficialdegui.

«No existen diferencias entre una persona discapacitada y otra que no lo es», aseguró Valbuena, de 44 años, antes de la partida. «¿Cómo lo sé? Porque yo he sido ambas cosas. Las discapacidades sólo están en nuestra mente». Este licenciado en biología, profesor de instituto en L'Hospitalet, es el único de los tres aventureros que no nació con una minusvalía. Sufrió la amputación de la pierna a los 36. Las experiencias vitales de Villalón y Noriega le dan la razón. El primero, barcelonés de 35 años, es deficiente visual de nacimiento, pero eso no le ha impedido ser auxiliar técnico en ciencias agropecuarias y técnico deportivo en esquí alpino. A pesar de su problema de visión, ha podido llevar una vida «totalmente normal». O en realidad, una vida extraordinaria, porque es el deportista español con más galardones de la historia del paraolimpismo, con cinco medallas de oro y cuatro de plata.

Jesús Noriega tampoco tiene motivos para sentirse menos capacitado, a pesar de que nació sin la mano derecha. Madrileño de 36 años, es productor manager de una multinacional dedicada a la informática, buceador avanzado, especialista en orientación y practica el esquí alpino. «¿Por qué no viajar al Polo Sur?», se preguntaba al comienzo de la expedición Polo Sur, Polo sin límites, la primera a la Antártida formada por discapacitados.

«Esto es una pasada. Este lugar es realmente mágico. Tan alejados de todo sentimos lo vulnerables que somos», transmitían los aventureros el martes, poco antes de alcanzar su meta. Los expedicionarios salieron el 30 de diciembre de Barcelona hacia Punta Arenas (Chile), desde donde llegaron por avión a su campamento base, en Patriot Hills, ya en la Antártida. Comenzaron a caminar sobre esquíes y arrastrando sus trineos de equipaje el 10 de enero, en pleno verano austral pero con un Sol que apenas ha elevado la temperatura hasta los 22 grados bajo cero. El recorrido ha sido el emprendido por Ernest Shackleton en su expedición de 1909 y que el explorador anglo irlandés no pudo concluir.

Indispuesto

En la primera jornada,«una toma de contacto», los aventureros caminaron unos 7 kilómetros. Villalón se encontró algo indispuesto: se trataba de una molesta gastritis que acabó convirtiéndose en el principal obstáculo del viaje pero que no llegó a mayores.

El día 14 el equipo superaba el grado 89º. Durante la conexión diaria con Barcelona, el profesor Valbuena tuvo la oportunidad de charlar con sus propios alumnos. A medida que avanzaron los días, aumentaban las distancias recorridas y el 15 los caminantes pudieron cubrir más de 16 kilómetros. La jornada del pasado viernes «fue muy dura, con niebla y frío, mucho frío. Treinta y cinco grados bajo cero y vientos considerables». Pero el equipo logró salvar los 16 kilómetros planeados. El cansancio ya había hecho mella y el sábado se les pegaron las sábanas. Tuvieron que ser despertados desde Barcelona por la directora del proyecto, Montse García, que ha actuado como cronista oficial casi en directo a través del blog de la expedición (http://polsudsenselimits.wordpress.com/).

El grupo alcanzó el Polo a las 21.20 horas del martes, hora española. «Hoy es un día muy emocionante. Hemos superado con creces nuestras expectactivas -transmitieron- ahora más que nunca queremos trasladar con más fuerza el espíritu de este proyecto: la capacidad de las personas con discapacidad».

La expedición, que se ha llevado a cabo en colaboración con el Departamento de Medio Ambiente y el Área de Integración Social de la Obra Social la Caixa, ha sido más que un reto deportivo. El equipo ha realizado un trabajo científico pionero, al recoger muestras a lo largo de los 250 kilómetros ercorridos. El objetivo es calibrar los niveles de contaminantes orgánicos e inorgánicos, y comprobar la cosntancia de la vida bacteriana.