España, con los torpes

El décimo puesto del año 1978 había sido la peor clasificación del balonmano español en un Mundial. En éste de 2009, con una medalla de bronce olímpica en la mochila y con el recuerdo aún caliente del oro de Túnez en 2005, se habrá superado esta marca negativa porque España va a luchar, a partir de ahora, por el decimotercer puesto, a lo máximo que llegará, con permiso de Rusia, Túnez y Rumanía, que se van a cruzar en su camino.

La selección española se va a ver inmersa ahora en una fase de la competición creada por la Federación Internacional de Balonmano para que las selecciones menores (Kuwait, Cuba, Australia...) no se vayan a casa a las primeras de cambio y tengan una serie de partidos más de nivel internacional. De no haberse creado esta Copa Presidente, los españoles ya estarían haciendo las maletas cuando queda algo más de una semana para que finalice la competición. Impropio.

Valero Rivera realizó cambios sustanciales respecto a los que perdieron ante Suecia y Croacia -defensa en 6-0 y titularidad a Rocas, Andreu y Sierra-, pero tampoco dieron resultados ante una selección menor. No es un problema de nombres, sino de mentalidad. La revolución habida, con siete jugadores nuevos, no ha dado sus frutos.

España, con los cuatro puntos acumulados en la primera fase al vencer a Kuwait y Cuba, se deberá medir ahora, y por este orden, a Australia (mañana), Argentina (domingo) y Rumanía (lunes), que será el único partido de entidad en esta fase. El otro grupo lo forman Rusia, Túnez, Argelia, Egipto, Brasil y Arabia. El día 27 cerrará su participación. Se enfrentarán los dos primeros de cada grupo entre sí para el puesto 13, los dos segundos para el 15 y así sucesivamente.