LA PARCELITA

Asumien-do riesgos

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Recuerdo que era mi primer pleno como concejal, pensé ¿Dios!, dónde me he metido? La gente estaba realmente enfadada con las decisiones que había tomado el gobierno local; los gritos, la policía local interviniendo, apenas podíamos oirnos fue un bautismo de fuego. La osadía y lo que tenía a la gente tan alterada fue nada más y nada menos que peatonalizar la calle Larga. Los comerciantes del centro estaban que trinaban: esa actuación urbanística iba a suponer el fin de sus negocios, todos los coches que cogían por la calle Larga para llegar al centro, los que en ella aparcaban, nadie entendía como se podía prescindir de un vial rodado tan vital. Al final la sangre no llegó al río pero fue la obra más conflictiva que ha conocido la ciudad, al menos que yo recuerde. Luego fueron otras peatonalizaciones, el parking de la Plaza Arenal pero nada que se le compare, sino me creen acudan a las hemerotecas. Hoy nadie dudaría de lo acertado de aquella decisión, una decisión sin duda polémica pero necesaria como el tiempo ha demostrado después.

En estos días el actual gobierno local está llevando a cabo actuaciones urbanísticas que, de nuevo, han suscitado el enfado de los ciudadanos más directamente afectados. No se entiende cómo se van a perder los aparcamientos de la C/ Porvera, coches parados en doble y triple fila en horas punta, o cómo vamos a llegar hasta el mismísimo centro de la ciudad si cada vez peatonalizan más calles. Estamos excesivamente acostumbrados a que el coche nos lleve a todas partes y confiamos muy poco en el transporte público.

Un político tiene que ser capaz de ver muy por delante de momento actual, tiene que proyectar y anteponerse, valorar el interés general por encima de intereses particulares. En ocasiones hay que tomar decisiones que levantan muchas ampollas, y que sólo el tiempo indicará lo adecuado o no de las mismas. En el quehacer político también está la búsqueda del consenso, la información previa y el dialogo. Pero sobre todo un político tiene que actuar, aún a riesgo de equivocarse.