Editorial

La Aduana y el futuro de Cádiz

La decisión de la Consejería de Cultura de la Junta de proteger la Aduana nueva de Cádiz con la declaración de «Bien Reconocido del Patrimonio Histórico Andaluz» merece, para empezar, una explicación detallada de los «motivos técnicos y no políticos» que, según la delegada, han llevado a impedir el derribo del edificio, previsto en el convenio suscrito por la propia Junta de Andalucía, el Ayuntamiento y Adif. Hasta ahora, la administración autonómica había desoído las movilizaciones ciudadanas para salvarlo e incluso calificó de «perversión de la ley» a la maniobra de evitar la piqueta mediante su catalogación como BIC, que consideró de dudoso fundamento. Pero al fin, el Foro encabezado por el Ateneo gaditano, con el apoyo de tres mil firmas y la Academia Provincial de Bellas Artes, ninguneado por unos y por otros, ha conseguido su objetivo.

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Se trata de una decisión de gran calado que afecta al diseño futuro de la ciudad en un espacio especialmente sensible para la vida y el progreso de todos los gaditanos. Mantener la Aduana obligará, de entrada, a retrasar todos los plazos para acometer la obra que, de este modo, difícilmente estará para 2012, aunque ninguno de los resposables municipales haya querido admitirlo. La ciudad necesita esa plaza abierta para su futura movilidad, para integrar su casco antiguo y Extramuros, para encauzar el tráfico del nuevo puente, para abandonar su posición de «estación término» y abrirse al mar. Mantener la Aduana va a dificultar esos objetivos, al tiempo que impedirá la puesta en valor de otro edificio mucho más valioso, la estación antigua, donde se prevé construir un centro comercial y de ocio, del que la ciudad está muy necesitada.

Por todo ello, creemos que la decisión de la Junta no va a servir al bien común ni al desarrollo de la ciudad y la Bahía, no las va a hacer más habitables. El Ayuntamiento de Cádiz, que ayer optó por el silencio, deberá ahora resolver la papeleta que Cultura le ha endosado.

En medio de un clima de agrio debate, con ansias destructoras de edificios en ambos partidos -la Audiencia, la Aduana- es hora de poner coto al desacuerdo entre administraciones. Lo pagamos los gaditanos de hoy y lo pagarán los del mañana.