CRÍTICA DE TV

'Coros'

Cuatro estrenaba la otra noche La batalla de los coros, un espectáculo musical con fines benéficos. La cosa consiste en lo siguiente: Lolita, Marta Sánchez, Mikel Erentxun, Manu Tenorio y Soraya, nada menos, han seleccionado cada uno a veinte personas por cabeza, cada grupo de una localidad especialmente vinculada al artista en cuestión (Alcobendas, La Coruña, San Sebastián, Sevilla y Valencia de Alcántara, respectivamente), para que formen un coro.

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A lo largo de seis galas, presentadas por Josep Lobató, estos coros irán enfrentándose entre sí hasta que sólo quede uno en función de las votaciones del público. Quien venza se llevará 60.000 euros que deberán ser destinados a una obra benéfica. La verdad es que esto de los coros es uno de los rasgos más llamativos de la España de los últimos años: por todas parte han surgido un montón de coros aficionados, y con frecuencia de calidad muy estimable; seguramente tiene mucho que ver el hecho de que hoy la gente se jubila en unas condiciones físicas y psíquicas excelentes, y los coros son una forma realmente enriquecedora de dar cauce al ocio. Los coristas de este programa de Cuatro no son jubilados, sino unánimemente jóvenes; eso forma parte de la atmósfera de la tele, que tiende a huir de la madurez salvo en programas dedicados a la tercera edad. Por cierto: ¿No se le ha ocurrido a nadie aprovechar para la televisión ese potencial que son los centenares de coros aficionados que hay por todo el país? Mientras alguien recoge la idea, lo que ha hecho Cuatro es elegir a esas personalidades famosas del mundo de la canción, convertirlas en maestros de coro y poner a tales coros a competir por una buena causa. El programa se define como un talent show, o séase un concurso de talentos. Esto es porque los concursantes aspiran a darse a conocer por su voz propia. Ahora bien, nada hay peor para un esfuerzo colectivo que el exceso de ambición individual, y aquí, en estos coros, se nota demasiado que algunos concursantes no han nacido para el trabajo en equipo.

De momento, el resultado de La batalla de los coros, en términos de audiencia, ha sido una calamidad: una cuota de pantalla del 5% en el prime time, menos de un millón de espectadores, o sea, un naufragio sin paliativos.