PICHICHI. El jerezano Javi Casares, máximo goleador del equipo, no encontró en esta ocasión el acierto de cara a la meta contraria defendida por Lledó. / V. L.
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Castillo rescata un punto para el San Fernando en el tiempo de descuento

El jerezano se aprovechó de una falta botada por Marco entre protestas ceutíes Ambos equipos protagonizaron una recta final de partido de auténtica locura

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Final de locura el que se vivió ayer en Bahía Sur. A falta de tres minutos para el final, el encuentro registraba el 0-0 inicial. Pero, en ese momento, un error de zagueros y arquero local propició la algarabía del banquillo ceutí, al anotar Álvaro el tanto visitante. La losa que cayó sobre el ánimo de los jugadores azulinos amenazaba con dejar sin reacción y respuesta el gol norteafricano. Las crónicas iban por ese lado, cuando ya en el capítulo de prolongación se produce una acción de ataque en el área del meta Lledó. El árbitro señala una falta indirecta a cuatro metros de la línea de gol porque un defensor levantó la pierna en exceso sobre la cabeza de Javi Casares.

Mientras los jugadores ceutíes se dedicaron a protestar con contundencia la falta, dos tipos listos, muy listos, fueron al rescate de su equipo. Marco saca rápido, sin ruido alguno, en corto a Castillo. A un metro de la línea de gol, y casi andando, el zaguero anota el gol del empate. El tanto sorprende a los futbolistas del Ceuta, todavía con la protesta, y al trencilla con el brazo en alto. Mientras los pupilos de Antonio Iriondo se van al córner a festejar el gol de un empate que sabe -casi- a victoria, los de Benigno Sánchez ya rodean a árbitro y linier con su insolvente apelación. La discusión no les vale para evitar que suba al marcador un tanto que significa un empate que sabe -casi- a derrota.

Antes de todo ello se asistió a un competido partido donde ambos equipos contaron con sus oportunidades. La primera de ellas la otorgó el San Fernando. A los nueve minutos una combinación entre Quini y Javi Casares en el lateral derecho del área de castigo del Ceuta termina con un pase a la frontal por parte del defensor azulino. El balón lo golpea con fuerza Canito, pero se va alto.

El Ceuta también contó con su ataque. En el minuto 20 Álvaro, desde 25 metros, lanza con fuerza pero poco esquinado, poniendo a prueba a Raúl Iglesias, que solventa el lance sin mayores problemas. La réplica local es para Javi Casares, que se revuelve con habilidad en el área cuando el crono señala el 26, pero comete falta por elevar en exceso la pierna ante un zaguero blanquinegro.

Sale enchufado al partido el San Fernando en la segunda parte. En los primeros minutos cuenta hasta con cinco acercamientos consecutivos a los dominios del arquero Lledó. Son los minutos en los que los azulinos mandan sobre el terreno de juego.

Y en estas, el Ceuta despierta, pero se topa con un sensacional Raúl Iglesias, que aborta dos ocasiones cantadas. Y entonces llega la locura, con los dos únicos goles que se vieron en el partido.

Del mal, el menos. De tener un partido perdido en el descuento, a llevarse un empatito. Sumar siempre es importante. Y aunque siempre un empate vale un punto, éste parece que vale algo más. Deja cierto buen sabor de boca.