'Los girasoles ciegos' protagonizan los Goya

En el país de Los girasoles ciegos, el tuerto es el rey. En un año sin estrenos de Amenábar y Almodóvar -sinónimo de floja taquilla del cine español-, la película de José Luis Cuerda arrasa con quince nominaciones a los Goya. Seleccionada asimismo para optar al Oscar, se erige en la gran triunfadora entre medianías: Sólo quiero caminar, Camino y Los crímenes de Oxford, las otras tres cintas en liza, tampoco han arrebatado a la crítica. La solución, el próximo 1 de febrero en una gala que no se prevé demasiado apasionante.

Los girasoles ciegos lo tenía todo para convertirse en la cinta española de 2008. Adapta una novela que creció en prestigio y ventas gracias al boca a boca, Premio de la Crítica y Nacional de Narrativa 2005; retrata el drama cotidiano de posguerra en un año donde la memoria histórica ha ocupado titulares a diario; y cuenta con un director de postín y dos actores populares, Maribel Verdú y Javier Cámara. Por si fuera poco, es a su pesar el testamento fílmico de un guionista genial, Rafael Azcona, que esta vez no anduvo muy atinado a la hora de condensar los cuatro relatos de Alberto Méndez.

Revisitar la Historia también era el propósito de José Luis Garci, que dilapidó 15 millones de euros de la Comunidad de Madrid en Sangre de Mayo (según el Ministerio de Cultura, apenas ha recuperado 700.000 euros). Recibe siete nominaciones en apartados técnicos. Otra de las cintas con más eco mediático ha sido Vicky Cristina Barcelona, rodada por Woody Allen con dinero español. Su única candidatura consuela a Penélope Cruz, más preocupada ya por su casi segura presencia en los Oscar.

Cádiz, escenario mágico

Los girasoles ciegos tendrá como rivales a tres de los títulos más vistos. Sólo quiero caminar, de Agustín Díaz Yanes, reparte sus once nominaciones entre su amplio reparto, con Ariadna Gil -clara favorita- a la cabeza. Paradójicamente, en una película de chicas los Goya han preferido a los chicos. La obra de Yanes fue rodada casi en su totalidad en los parajes gaditanos. La belleza de la flora y la blancura de sus arenas hicieron de Zahara el lugar perfecto para grabar el filme.

Diego Luna y José María Yazpik son mejicanos, pero estos premios no tienen en cuenta la nacionalidad. Así, el estadounidense de origen portorriqueño Benicio del Toro figura por Che, el argentino. No es la primera estrella de Hollywood en los Goya: Nicole Kidman estuvo nominada por Los otros. A Díaz Yanes, cabreado todavía con la Ley de Cine como presidente de los guionistas, le apenaba que el resto de chicas se fuera de vacío: Victoria Abril, Elena Anaya y Pilar López de Ayala.

Camino, de Javier Fesser, no tradujo en entradas la polvareda levantada por su feroz crítica al Opus Dei. El martirio hospitalario de una niña sometida al fanatismo de su madre compite en siete apartados. Es el largometraje español que más le ha gustado esta temporada a Álex de la Iglesia: «Me dejó alucinado. Lo tiene todo: está muy bien rodada e interpretada y tiene un guión hiriente, sutil, tierno...». El director vasco cuela Los crímenes de Oxford entre las cuatro finalistas. Logra seis nominaciones con la tranquilidad de saberse el título más taquillero del año.

Casi millón y medio de espectadores han disfrutado con las intrigas universitarias de una cinta hablada en inglés y coproducida con Francia, Reino Unido y Rusia. Una vocación internacional necesaria para amortizar su presupuesto. «Tenemos que quitarnos la boina», declaraba ayer su autor a Colpisa en la Academia de Cine. «Los crímenes de Oxford abre camino a un tipo de cine pensado para fuera. En mi caso ha funcionado porque se ha estrenado en 30 países y ha sido un éxito aquí y en el extranjero». Pragmático, De la Iglesia apuntó que no espera «nada» de los Goya.

Un buceo en las candidaturas revela que la propia presidenta de la Academia, Ángeles González-Sinde, puede llevarse la estatuilla a casa por el guión adaptado de Una palabra tuya. Javier Cámara habrá esbozado una mueca de incredulidad ante su nominación como mejor actor: los 1.200 académicos han preferido su desmelenada composición en la comedia Fuera de carta a su sentido retrato de un topo enclaustrado entre cuatro paredes de Los girasoles ciegos. La recuperación del apartado de mejor película europea tras su supresión el año pasado se suma a otra gozosa sorpresa: los dos Goyas -canción y actor novel- que puede acaparar José Manuel Montilla, El Langui, por El truco del manco. Con sus brazos y piernas semiparalizados, el carismático cantante de la banda de hip hop La Excepción se interpreta a sí mismo en una vibrante crónica del extrarradio barcelonés que llega a las salas el 16 de enero.