Opinion

A destiempo

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Las declaraciones del vicepresidente Solbes, dando a entender que no concurrirá a las próximas elecciones, no suponen tanto una sorpresa sobre la continuidad del jefe del equipo económico del Gobierno, dado que el presidente Rodríguez Zapatero ya se tuvo que emplear a fondo para asegurar que repetiría en el cargo. Pero sí lo es por la inoportunidad del momento escogido por Solbes para hacer pública su confidencia, cuando arrecian los obstáculos derivados de la crisis. Resulta inevitable que la verbalización de sus intenciones de renunciar a unos nuevos comicios acabe generando una incómoda y perjudicial sensación de interinidad, aunque la cita con las urnas esté prevista en el hoy lejano 2012. Precisamente lo distante que está esa fecha en el calendario le permitía haber soslayado una cuestión que afecta al núcleo de Ejecutivo, añadiendo a las dificultades para gestionar la crisis económica.