vuelta de hoja

La balanza oxidada

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Siempre hay que tener en cuenta lo que la gente piensa, aunque en las dictaduras no importe, y en las democracias no se le haga más que un caso relativo. La encuestas sólo proporcionan, eso sí, la opinión de un grupo de ciudadanos: precisamente el grupo de los que contestan a las encuestas. Partiendo de la equívoca base de que un hombre de la calle nunca cree serlo, seguimos haciendo inspecciones. La última, por ahora, revela que de cada diez españoles sólo confían en el sistema judicial seis. Los demás consideran que su indiscutible defecto no es la credibilidad, sino la lentitud, deficiencia que se suele atribuir a los que juegan de extremo izquierda en cualquier equipo.

Lo malo es que en ese equipo, que todavía es el equipo nacional, jugamos todos. Los mileuristas y los clientes del Santander que han perdido 2.330 millones por la estafa de Madoff, después de ser sabiamente aconsejados sobre el destino de sus inversiones. ¿En qué puede creerse si se tambalea nuestra fe en la justicia? Bertold Brecht decía que muchos jueces son absolutamente incorruptibles, que nadie les puede inducir a hacer justicia. La primera tarea del Gobierno será echarle 'tres en uno' a la balanza de la justicia, que está oxidada, incluso anterior a frenar la sangría de los parados, que es el origen de muchas injusticias.

El disputado voto del señor Cayo Lara, que ha pasado a revelar a Gaspar Llamazares en IU, hace previsibles nuevos conflictos, a pesar de que su poder es compartido. "De seguir así, habrá que ir a la huelga general", ha anunciado. Más trabajo para la señora de los ojos vendados, que en todos los casos, no debe tenerlos vendidos, vea lo que vea, la pobre.