MUNDO

Alarma social en China

El cierre de 67.000 fábricas y el despido de cientos de miles de trabajadores por la caída de las exportaciones amenazan la estabilidad del país

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En China, la crisis financiera global no sólo puede traer más parados y menos crecimiento, sino que amenaza a la estabilidad social y al Gobierno. Debido al frenazo que han sufrido las exportaciones chinas por la caída de la demanda en Estados Unidos y Europa, han quebrado ya unas 67.000 empresas, sobre todo en la provincia industrial de Guangdong, al sur del país y cerca de Hong Kong.

Como consecuencia, han sido despedidos cientos de miles de trabajadores, la mayoría emigrantes rurales procedentes de pobres provincias agrícolas, como Henan, Anhui o Sichuan, que enviaban a casa sus sueldos mensuales de entre 500 y 1.000 yuanes (entre 57 y 115 euros) para alimentar a sus familias.

Además de perder sus empleos, muchos de ellos se han quedado sin el finiquito ni los salarios atrasados cuando sus jefes, acuciados por las deudas, han puesto pies en polvorosa llevándose el poco dinero que había.

Así ha ocurrido en numerosos lugares donde el cierre de las fábricas ha derivado en graves disturbios. En Zhongtang, cientos de operarios despedidos de una fábrica de juguetes, Kaida, destrozaron a finales de noviembre las oficinas de la empresa y se enfrentaron a la Policía. Un mes antes, 7.000 trabajadores de una de las mayores jugueterías del país también tomaron las calles cuando la firma declaró la quiebra.

Junto al textil y otras industrias manufactureras, el potente sector del juguete es uno de los que más sufre la crisis pero, prácticamente cada día, los periódicos chinos informan de nuevas bancarrotas y protestas de todo tipo.