CRÍTICA DE TV

'Picazo'

Si observa usted algún extraño movimiento atmosférico en los próximos días, con nieves súbitas o calores extemporáneos, no se extrañe: es que las isobaras están protestando porque Telecinco ha echado a Mario Picazo, el Hombre del Tiempo. Confieso que la noticia me ha sentado fatal, incluso en lo personal. Picazo empezó a trabajar en Telecinco en 1995, cuando las privadas estaban recién arrancando, así que es como la memoria viva de la televisión plural en España. En todo este periodo de más de trece años, Picazo ha crecido de una manera extraordinaria como comunicador. Desde su debut, cuando sólo parecía un chico guapo y un tanto tieso (y algún teletipo le bautizó como "Miguel Picasso", error que yo repetí y nunca me arrepentiré bastante), se convirtió rápidamente en un tipo de una eficacia extraordinaria. Entre otras cosas, él fue el primero en comenzar a hacer información meteorológica con aire de divulgación científica, lo cual elevó súbitamente el nivel intelectual de la pantalla -antes de que la pantalla, indignada, decidiera bajarlo, no fuera a ser que el público se hiciera inteligente. Y después, sin dejar de dirigir la información meteorológica de Telecinco, empezamos a verle en las cosas más dispares, desde Supervivientes (donde agarró un tifus) hasta Clever. Como científico, además, Picazo es un tipo insobornable; por ejemplo, es uno de los pocos que ha tenido arrestos para decir lo que piensa sobre el nuevo dogma del cambio climático y el calentamiento global. ¿Y qué piensa Picazo? Que estamos en un momento de aumento de temperaturas previo a un nuevo periodo glacial, opinión que está mucho más extendida de lo que parece entre los científicos, pero que pocos se atreven a expresar porque es, hoy, herejía.

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Nuestros abuelos o nuestros padres aún podían aspirar al trabajo para-toda-la-vida, es decir, entrar en una empresa y quedarse en ella con contrato indefinido. Pero a nuestra generación le han tocado los tiempos acres de la incertidumbre, de manera que Telecinco ha decidido externalizar su información del tiempo. Picazo, pues, se queda sin mapa, y los cuatro meteorólogos que trabajaban ahí se van a la calle. Dice Telecinco que seguirá contando con él. Pobre consuelo para quien, en realidad, ya era imagen de la cadena. Y malos tiempos estos, ¿verdad?, para el principio de conservación.