Don Juan Carlos, con Bono y la Reina, en primer plano. / EFE
ESPAÑA

El Rey ve en la Carta Magna el «mejor instrumento de progreso y futuro»

El presidente del Gobierno «se ríe» de los rumores sobre cambios en su Ejecutivo

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Pocos portavoces parlamentarios, pocos presidentes autonómicos. El escaso entusiasmo con el que los representantes de la soberanía nacional acogieron el homenaje a la Constitución por su trigésimo aniversario parecía hablar de desafección. Pero los asistentes, y en especial el Rey, lanzaron el mensaje contrario: la Carta Magna mantiene incólume su vigencia. Don Juan Carlos defendió el texto como «vértice esencial de nuestro presente y mejor instrumento de futuro» y mostró su confianza en que permita desarrollar la convivencia «armónica» de una España «unida y diversa».

El presidente del Congreso, José Bono, dio a la norma fundamental otro valor. A su juicio, es la clave de que la izquierda y la derecha luchen «por primera vez juntos» por la libertad «y también contra el terrorismo». «Nos está costando muchas vidas que lloramos juntos», dijo con el recuerdo puesto en el asesinato del empresario Ignacio Uria. «Nunca antes de la Constitución la derecha y la izquierda lloraron juntas por las mismas cosas -insistió-; ahora lloramos juntos y actuamos juntos».

El Monarca también se refirió a la «barbarie del terrorismo» para ensalzar la unidad de los demócratas y los instrumentos del Estado de Derecho como fórmula para la victoria contra el culpable del dolor de tantas familias que «hoy más que nunca tenemos presentes en nuestro corazón».

Era la primera vez que los Reyes participaban en este acto, que en esta edición parecía condenado al mero trámite. La copa y el canapé habituales quedaron suspendidos en señal de luto por la última víctima de ETA. José Antonio Alonso, Soraya Sáenz de Santamaría y Gaspar Llamazares se presentaron con sus mejores galas, pero los representantes de las otras ocho fuerzas con representación en la Cámara Baja faltaron a la cita y sólo cinco presidentes de comunidad autónoma hicieron acto de presencia.

Sin embargo, tras los discursos de rigor el salón de los Pasos Perdidos tardó tiempo en vaciarse. La ausencia de cóctel no impidió los corrillos en torno a los Reyes, los príncipes de Asturias, Mariano Rajoy o José Luis Rodríguez Zapatero, que dio un espaldarazo de doble lectura a un Bono que en las últimas semanas ha recibido críticas a un lado y otro del hemiciclo. «Estoy más contento con él que cuando le propuse», dijo. En cambio, logró eludir la pregunta que corría entre murmullos como la pólvora: la de si prepara una remodelación de su gabinete. A lo más que llegó el presidente es a asegurar, de modo informal, que no alterará las vacaciones navideñas de los periodistas con un «susto» inesperado.

El rumor de una crisis de Gobierno sobrevuela los mentideros políticos desde que el propio Zapatero asegurara a los ganadores de la Copa Davis que incluiría un Ministerio de Deporte en el próximo cambio. Pero hasta sus colaboradores más cercanos aseguraron ayer no tener noticias. «Si la hace, nos enteraremos todos el mismo día», aseguraron varios altos cargos de La Moncloa. «Cada vez que le preguntamos sobre el tema, él se ríe», añadieron. Algunos juzgaron extraño que se rehaga el equipo siete meses después de las elecciones. Mariano Rajoy mostró sus dudas de que en tiempos de crisis Zapatero piense en alterar su gabinete. Los rumores quedaron sofocados en un acto al que no faltaron veteranos de la política española como Manuel Fraga y Santiago Carrillo.