La policía impide a Valderas entrar en la Presidencia del Gobierno. / EFE
ANDALUCÍA

Política con sabor añejo

IU retoma en Andalucía la estrategia de encadenamientos y movilizaciones al más puro estilo de la transición española

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Los grises están a punto de cargar. La paciencia no es lo suyo. Las protestas políticas o sindicales aún chirrían ante los ojos de la policía del posfranquismo en una España donde la democracia se digiere lentamente. Los representantes de la izquierda aseguran que seguirán concentrándose y encadenándose a las puertas de las instituciones, reclamando más justicia social. A lo lejos, a través de un tosco altavoz, suena la canción de Jarcha, esa que pide libertad sin ira, libertad.

Izquierda Unida, una formación que nació en plena democracia, quiere volver al blanco y negro de un pasado lo suficientemente lejano como para mantenerlo vivo en el lugar idóneo, donde se resguardan los recuerdos entrañables.

Tácticas de los 80 en 2008. La nueva dirección de IU-CA, salida el mes pasado del cónclave de Salobreña, anunció que en esta legislatura volverían a la acción. Menos política de salón y más calle, ese es el objetivo. Una forma de actuar que les dio rentabilidad en el pasado, como las movilizaciones de 1987, que les catapultaron a los mejores resultados electorales de su historia, pero que en el presente genera dudas, porque antes no había instituciones mediante las cuales canalizar las reivindicaciones, pero ahora sí.

El regreso a las barricadas se inició a principios de mes, cuando el parlamentario y alcalde de Marinaleda, José Manuel Sánchez Gordillo, y otros cargos de IU-CA se encadenaron en la verja de acceso al Parlamento andaluz. Entre los amotinados no estaba el coordinador regional, Diego Valderas, quien sí apoyó el movimiento con su presencia.

Un esquema que deja en evidencia la fractura de la coalición en varias corrientes, una de ellas, la mayoritaria de Valderas y otra minoritaria pero más aguerrida, de Sánchez Gordillo, quien denunció entonces que las fuerzas de seguridad habían impedido la entrada a los manifestantes al Parlamento.

Las críticas por este encadenamiento llegaron desde el Parlamento, Junta, PSOE y PP. Chaves aseguró que con este tipo de comportamientos no se solucionan los problemas de los andaluces. El presidente andaluz puso el acento en que Sánchez Gordillo, como parlamentario, puede acceder al edificio cada vez que lo desee y presentar todas las propuestas sobre financiación local que desee. Poco les importó a los seguidores de Sánchez Gordillo estas reflexiones. Del Parlamento se marcharon a la carrera a las puertas de la sede de la Consejería de Economía y Hacienda donde se produjeron nuevos incidentes.

Ayer, unos docientos cargos públicos de IULV-CA, entre los que se encontraban numerosos alcaldes de la provincia de Sevilla, se concentraron a las puertas de la Casa Rosa, sede de la Presidencia del Gobierno andaluz, para reclamar que los Presupuestos para 2009 contemplen una partida de 1.500 millones destinada los ayuntamientos y para entregar un manifiesto con las demandas en materia de financiación local.

No obstante, en el momento en el que el coordinador general Diego Valderas, acompañado por el secretario institucional de la formación, José Luis Centella, intentaron acceder al recinto para registrar dicho documento, un portavoz del Gobierno les negó la entrada y les comunicó que él mismo se encargaría de registrarlo. «Chaves ha dado un mal ejemplo al no dejar entrar en el que cree su cortijo a las personas que representamos la soberanía de una parte importante del pueblo andaluz», comentó