El paseo de acceso al castillo de San Sebastián se ampliará por seguridad

El comienzo de las obras de rehabilitación del castillo de San Sebastián -que en realidad empiezan por lo que tiene que demolerse- congregó ayer en la fortaleza a la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega; el presidente de la Junta, Manuel Chaves; así como los alcaldes de Cádiz y San Fernando, Teófila Martínez y Manuel María de Bernardo, entre otras muchas autoridades.

Poco a poco se van conociendo detalles sobre la gran transformación que sufrirá el castillo y de la que se encargará Tragsa, la empresa pública del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (propietario de la fortaleza).

PASEO FERNANDO QUIÑONES

Más espacio

Para empezar, los técnicos de Tragsa están estudiando todo lo relativo a los accesos y caminos de evacuación al castillo, que ha sido fuente de debate últimamente. «Queremos ensanchar algunos tramos del malecón, para conseguir un mínimo de anchura suficiente para el acceso y la evacuación de los que acudan al castillo», explicó la arquitecta de Tragsa, Pepa Leza.

ACCESO PARA LAS OBRAS

Dos puntos por mar

Las obras, ya se ha dicho, serán muy complicadas. En primer lugar, por lo mencionado, el acceso en el momento de las obras, ya que hay que pensar en cómo introducir materiales y maquinaria (grúas, camiones, etc). De hecho, se ha planteado utilizar, además del paseo Fernando Quiñones, el antiguo muelle que poseía el castillo (aunque está parcialmente derruido) o bien otro acceso que estaría por las casamatas, en la zona más alejada de la costa, precisamente para evitar problemas cuando baja la marea.

EL FARO NO ES DESMONTABLE

Cambio de planes

Una de las cuestiones que más preocupan es lo que permanecerá y lo que va a ser eliminado. El faro actual se proyectó como un artilugio desmontable después de que el anterior se destruyera durante la Guerra de Cuba para evitar dar pistas al enemigo, Estados Unidos. Sin embargo, la sorpresa de los técnicos ha sido que en realidad no es desmontable, ya que tiene una base de hormigón con la que se fijó a la superficie al ver que cimbreaba la estructura cuando se instaló. La idea era trasladarlo a la base que se conserva del primitivo faro para ganar espacio, pero a la vista de este contratiempo se restaurará y se dejará «limpio» y exento.

USO DEL PUERTA DEL MAR

Traslado del helipuerto

Otras de las dificultades con las que se han encontrado los técnicos de Tragsa es que el hospital Puerta del Mar tiene una cesión de uso para que los helicópteros aterricen en el medio del castillo. Aunque no se ha hecho oficialmente, se pedirá que se traslade esa concesión a otro lugar de la ciudad.

TORRE DE VIGILANCIA

Con una nueva piel

La torre de vigilancia, un edificio de Fernández Shaw perteneciente al Movimiento Moderno, cambiará de piel: se introducirán paneles transparentes y translúcidos en los que se podrán proyectar durante el día imágenes de las exposiciones y espectáculos que se celebrarán allí durante 2012; por la noche se iluminará como un faro-hito del recinto. Ese será el Faro de las Libertades.

ANFITEATRO AL AIRE LIBRE

La muralla como lienzo

Se creará una gran plaza capaz de recoger cualquier manifestación de folclore y cultura de Iberoamérica. Será un gran espacio al aire libre que podrá albergar tanto grandes espectáculos como pequeñas representaciones localizadas en la zona del anfiteatro. Se arreglarán las laderas, que harán de «colchón verde» y se restaurará la muralla para que haga de lienzo donde se proyectarán documentales e imágenes relacionadas con la efeméride.

LAS CASAMATAS

El Museo de la Ciudad

La batería acasamatada (del año 1860) se dejará para exposiciones. Se podrán organizar diferentes muestras compartimentando el espacio físicamente, pero manteniendo la unidad visual. Aquí se podría ubicar el Museo de la Historia de la Ciudad.

JARDINES

El parque del levante

En la avanzada de Santa Isabel (la parte del castillo más extensa) se proyecta crear los pabellones desmontables nacionales e internacionales. Además, allí se situaría el Parque del Levante, más concretamente en la zona sur, con muros y empalizadas para canalizar el viento. Al norte se haría un parque embarcadero, llamado Sones de la Caleta, donde se situarán pequeños pabellones que se adaptarán a las estructuras curvas de madera colocadas de manera aleatoria, como reflejo de las pequeñas barcas situadas en la playa de La Caleta.

mcaballero@lavozdigital.es