SÍMBOLO DE EMANCIPACIÓN. Un joven pasea delante de un mural de la ciudad de Boston formado por las imágenes de los presidentes Lincoln y Obama . / REUTERS
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Todo empezó en Springfield

El presidente Lincoln, que abolió la esclavitud en 1862, ejerció como abogado en la ciudad de Illinois donde Barack Obama lanzó su carrera a la nominación demócrata para la Casa Blanca

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Barack Obama era un senador por Chicago de 45 años cuando proclamó su candidatura a la nominación demócrata en febrero de 2007. El hoy presidente electo de EE UU escogió el Capitolio de Spring- field no por casualidad. Abraham Lincoln ejerció como abogado en esa ciudad, capital de Illinois. Al cumplir 45 años protagonizó un debate con Stephen Douglas, un senador demócrata que defendía que la esclavitud pudiera extenderse a los estados donde no estaba en vigor, algo a lo que Lincoln se oponía. Corría el año 1854 y aquel duelo sentó las bases de la lucha por la abolición, el dilema moral de la historia norteamericana.

En todo ese tiempo, EE UU ha conocido dos proclamas de emancipación de los negros. La primera la promulgó Lincoln en plena Guerra Civil. La segunda es el discurso pronunciado por el presidente John F. Kennedy en 1963, al presentar el proyecto de ley de derechos civiles. Aquella iniciativa coincidió con la marcha sobre Washington y con la intervención de Martin Luther King en el Lincoln Memorial: «He tenido un sueño».

Algunos sugieren que Obama podría ser el autor de la tercera proclama. Al haber evocado en Springfield al hombre que abolió la esclavitud, también evocó a John Kennedy. En 1963, este último ofreció una recepción a líderes negros en el aniversario del nacimiento de Lincoln, una fecha que sólo celebraban los republicanos.

En 1858, Lincoln se presentó a las elecciones a senador por Chicago y se enfrentó de nuevo a Stephen Douglas. Aquel año pronunció un célebre discurso sobre la abolición en el Capitolio de Springfield. «Una casa dividida contra sí misma no puede mantenerse en pie. Creo que este gobierno no puede ser mitad esclavo, mitad libre». El escaño se lo llevó Douglas, pero la expresión casa dividida quedó para la posteridad. Lincoln era un orador persuasivo que concebía sus intervenciones mientras realizaba tareas cotidianas. El memorable discurso de Gettysburg (1863) lo terminó de pulir en el desayuno: «...y que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo jamás desaparezca de la tierra».

Han transcurrido 145 años desde entonces. El pasado 4 de noviembre, 100.000 personas se congregaron en el Grant Park de Chicago para escuchar a Obama. No muy lejos de allí pasó el cortejo fúnebre de Lincoln, que había sido asesinado por el sudista John W. Booth al acabar la guerra. Los acusados del magnicidio acabaron en la horca, a excepción del doctor Mudd, que curó al asesino sin saber quién era y fue condenado a cadena perpetua. La expresión His name is Mudd (su nombre es Mudd) se utiliza para desacreditar a alguien.

Ulysses Grant

La memoria de aquel médico planeó sobre Grant Park con el triunfo de Obama. El lugar lleva el nombre de Ulysses Grant, el general de la Unión que a las órdenes de Lincoln derrotó a la Confederación de estados contrarios a la abolición. Aquella contienda supuso la liberación de cuatro millones de esclavos.

El triunfo de Obama es el resultado histórico de la política que Lincoln aplicó hace siglo y medio. Ambos comparten un perfil populista, salvando las distancias. El segundo también conectaba con la gente corriente debido a sus orígenes. Había nacido en una cabaña de Kentucky en 1809. Labró las tierras de su familia y luchó contra los indios de Halcón Gris. Barack Obama y su esposa Michelle pudieron matricularse en la Universidad de Harvard, pero Lincoln aprendió leyes por su cuenta.

Fue la necesidad, aliada con la casualidad, la que convirtió a Lincoln en presidente. De camino hacia el colegio de su hijo aceptó dar una conferencia en Nueva York por 200 dólares. Congregó tanto público que los republicanos le animaron a pronunciar más discursos y eso le catapultó a la nominación para la Casa Blanca en 1860. En los comicios de ese año, Lincoln obtuvo el 40% de los sufragios populares, así que fueron los votos del colegio electoral los que le dieron la presidencia frente a Stephen Douglas. Enseguida se urdió un atentado contra él en Maryland, pero fue desbaratado por uno de sus guardaespaldas.

El sur de EE UU fue arrasado durante la Guerra Civil, pero el resentimiento perduró un siglo. En los años sesenta, Kennedy tuvo que movilizar al Ejército para que los jóvenes negros pudieran entrar en las universidades de Oxford (Mississippi, 1962) y Birmingham (Alabama, 1963). Cuando estallaron los disturbios en la primera ciudad, Kennedy se refirió al gobernador de Mississippi como «ese ... de Ross Barnett» que se resistía a aceptar que el negro James Meredith estudiara con blancos. «Mire, gobernador -le telefoneó el presidente-, alguien ya ha caído ahí de un balazo, y las cosas se van a poner peor.

Gran parte de lo ocurrido ha sucedido por haber retirado la fuerza (antidisturbios). Quiero que la reclame ahora. Adiós».Y colgó con furia. Kennedy llamó a su esposa, Jacqueline, para relatarle lo ocurrido. Luego ordenó el envío de tropas a Oxford. «Nos enfrentamos con un problema de orden moral», recordó antes de morir en 1963.