«Siempre he sido muy peliculera»

Con 18 años ya ha saboreado el éxito en el cine. Claro Lago tenía once años cuando interpretó un papel protagonista en un sólido drama de Imanol Uribe, El viaje de Carol, al que siguieron nuevos títulos. Ahora está rodando El mal ajeno, película producida por Guillermo del Toro que protagonizan Eduardo Noriega y Belén Rueda. Premio Talento Revelación del Cine Español en el último Festival de San Sebastián, también la pequeña pantalla le ha abierto sus puertas con Compañeros y ahora Lex (Antena 3), donde interpreta el papel de Eli, la espabilada hermana de Javier Cámara. Aquí, como en la vida, no se amilana, no se le pone nada por delante frente a lo que se propone. En la serie tiene un punto de audaz seductora, a lo Lolita que es moneda común de las buenas actrices. Como en otros casos, fue Luis San Narciso, el director de casting de Globomedia (productora de Lex) y descubridor de talentos, quien le dio una oportunidad.

-Una prometedora carrera a sus 18 años. ¿Ha sido suerte o el fruto de una vocación temprana y tenaz?

-Esta profesión me ha encantado desde pequeñita, no fue esa cosa de unos padres que te llevan a un casting ni nada. Siempre he sido muy peliculera e imitaba cualquier personaje femenino que veía en la tele. Cuando vi a Penélope Cruz haciendo La niña de tus ojos me quedé flipada. Soñaba con interpretar. Entonces, con nueve años, tenía un morro impresionante y le dije a una amiga de mi padre que trabajaba en Globomedia que por qué no me hacían un casting. A partir de ahí, Luis San Narciso me empezó a llamar para Compañeros.

-Empezó en el cine, pero su rostro es más conocido desde que empezó a trabajar en la televisión.

-La tele da más popularidad entre la gente, pero tal vez eso no sea lo mejor, mientras que el cine te brinda más prestigio en el mundillo profesional. Fíjate el caso de actores como Miguel Ángel Silvestre o Hugo Silva, que salen a la calle y es la locura. A mí eso no me ha tocado, pero es muy duro, un fenómeno que sólo sucede en la televisión. He notado ciertos prejuicios en el cine o en el teatro con los actores que son conocidos a través de la televisión. Pero claro, Belén Rueda ha sido la prueba de que se puede dar el salto. Y ahora Glenn Close está haciendo una serie impresionante en la televisión. Se van rompiendo barreras.

-¿Cómo está siendo su trabajo con Javier Cámara?

-Una pasada, una maravilla. No sólo es que te haga más fácil una secuencia o te ayude, es que es un cachondo mental con el que te estás riendo a las seis de la mañana.

-Lo malo es que una buena serie se puede caer de repente si no tiene suficiente audiencia.

-No entiendo por qué no funciona mejor. Creo que se emitieron pocos capítulos en la pasada temporada y no dio tiempo a que se creara costumbre entre la audiencia.

-Su papel en la serie es de una chica muy lanzada en la vida, a ratos descarada. ¿Se reconoce?

-Hay ratos en que sí me parezco. Yo soy una chica de objetivos, y cuando me propongo algo voy a muerte, sea estudios, trabajo o algo personal. Me da igual. Siempre pongo bastante energía para llegar a una meta. En ese sentido sí me identifico. Eli también tiene un punto de seductora a lo Lolita con el que ... No sé, a todo el mundo le gusta seducir porque los actores vivimos de eso, de seducir al director, a la cámara o a quien sea.

-¿Podrá hacer compatible la serie con el rodaje de El mal ajeno?

-Sí porque el protagonista es Eduardo Noriega, cuyo personaje es mi padre y, aunque tengo bastantes secuencias, me han arropado para combinarlo. En la película soy la típica hija toca pelotas, una niña que no se calla ni debajo del agua y que siempre me salgo con la mía. El guión y mi personaje son una maravilla.

-¿Y ha conseguido usted hacer lo que quiere en la vida?

-Yo siempre me he llevado bien con mis padres. Hay respeto. Ellos se portan y yo también. No me he pasado de la raya.

-¿Qué intérpretes le gustan?

-Además de Penélope Cruz, Javier Bardem, que es un icono a seguir para cualquier actor. Y extranjeros, los míticos, Al Pacino, Robert de Niro y Meryl Streep. A mí me gustaría salir fuera y hacer otros proyectos.