ENTREGADOS. Un grupo de seguidores del líder afroamericano forman su nombre con un mosaico de letras en Nueva York. / AP
MUNDO

El ejército de Obama

El presidente electo llega a Washington con un grupo de presión de tres millones de voluntarios deseosos de seguir movilizándose

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El jueves por la noche, dos días después de que Barack Obama culminase su «viaje improbable» a la presidencia de EE UU, gracias a una impresionante movilización ciudadana, un centenar de chavales celebraban una fiesta de cumpleaños en la terraza de un rascacielos de Chicago. Nadie se lo hubiera imaginado, pero esos veinteañeros que destapaban litronas de cerveza acababan de cambiar el curso de la historia.

Está escrito. Rooselvet hipnotizó a la sociedad con la radio. Kennedy la conquistó a través de la televisión. Y Obama trajo la tercera revolución mediática a la política con el uso de internet. Con ella batió a Hillary Clinton, la mujer de un popular ex presidente que dominaba el aparato del Partido Demócrata pero que sólo escribió dos correos electrónicos cuando estuvo en la Casa Blanca (uno de ellos de prueba).

Con pequeñas donaciones electrónicas Obama multiplicó por siete la recaudación de su rival republicano John McCain, un analfabeto confeso en materia de internet que ni se sienta delante de un ordenador. Pero además, el nuevo presidente de EE UU se lleva a la Casa Blanca un poderoso movimiento ciudadano creado a través de esta generación de YouTube y Facebook que el jueves celebraba la victoria en un loft de la calle Lake.

El anfitrión, Arun Chaudhary, era de los mayores. Cumplía 33 años. Durante un año ha estado rodando imágenes de campaña con una cámara digital en ese estilo fresco de documental que tanto gusta a los jóvenes. «Mientras las televisiones se metían en un camión satélite para lanzarlas por parabólica, yo me sentaba en el suelo con mi portátil y las subía a la red», se ríe. Y a mirar el contador de YouTube.

«Lo que colgabas el sábado, el martes lo habían visto 400.000 personas», contaba impresionado Peter Rubi, otro joven cámara. «Y esas 400.000 personas no estaban siendo bombardeadas pasivamente mientras se sentaban delante de la caja tonta, sino que tenían que involucrarse de forma activa para entrar en internet, darle al ratón y ver el vídeo. El que donase aunque fuera cinco dólares se sentía parte del proyecto y luchaba por él».

¿Fue Obama un visionario que comprendió el poder de Internet antes que nadie? En realidad su mayor mérito fue escuchar a Joe Rospars, que le planteó la idea y se convirtió en director de su departamento de new media (nuevos medios), que por primera vez estaba separado del departamento de la prensa tradicional. Rospars tiene 27 años, y ya había trabajado en la campaña de Howard Dean, el primero en usar la red en 2004. Tiene a sus órdenes gente entre 22 y 42 años, pero según Peter la gran mayoría son menores de 25.

«Hace año y medio estábamos sentados en cajas de cartón en la planta 18 de la campaña, compartiendo la conexión de internet. La web la monté en dos semanas desde mi casa. Nunca tuvimos sala de juntas, cuando queríamos tener conversaciones privadas nos íbamos al baño o al pasillo».

Todavía se acuerda de cuando David Plouffe, el consultor político de 41 años que Obama contrató como jefe de campaña, le presentó al candidato para que le vendiese su proyecto. «Cuando Obama dijo que no tendríamos éxito si no lográbamos que esto fuera un movimiento de abajo arriba, dije ¿ajá! Y me puse a trabajar. Decidimos que aunque perdiéramos las elecciones habría valido la pena si lográbamos involucrar a más gente en el proceso». Joe había aprendido de los errores de Howard Dean, el primer candidato que en 2004 apuntó la capacidad de internet para recaudar dinero y atraer a los jóvenes. Miles de ellos cayeron sobre las estepas heladas de Iowa llenos de entusiasmo, pero sin ninguna organización. El candidato que iba primero en las encuestas quedó tercero, y nunca logró levantarse.

Con esas lecciones, y lo que había aprendido en la Blue State Digital, de Jascha Franklyn-Hodge, quien fue director de desarrollo de software de AOL, decidió convertir a Obama en un buen organizador comunitario del ciberespacio.

Su web era un manual completo para una movilización que permitía a cualquiera con un código postal y un par de clics descargarse los contactos locales y sumarse a la revolución del cambio.

Pronto esa planta vacía se llenó de jóvenes entusiastas dotados para la informática que despedían frescura y entusiasmo en cada entrada del blog. Talentos de todo el país dejaron colgadas sus empresas y se sumaron al departamento de new media, como Chris Hughes, que al estilo de Bill Gates fundó Facebook con sus compañeros de habitación de Harvard. Obama tiene 2.857.117 «amigos», en contraste con los 620.404 de McCain.

Obama se lleva a Washington www.my.barackobama.com y www.barackobama.com, aunque los 70 chavales que empleaba no tienen ni idea de qué será de su futuro. La llave para conectar con el millón de voluntarios que sacó a la calle el martes para promover la participación contiene los contactos electrónicos de al menos tres millones de seguidores. Un ejército al alcance de una tecla que, a juicio de Joe Trippi, el David Plouffe de Howard Dean, le convertirá en uno de los presidentes más poderosos de EE UU, porque a través de ellos podrá presionar a los congresistas.

«Pronto me pondré en contacto con vosotros para deciros qué es lo siguiente», dijo Obama la noche de las elecciones.