PAN Y CIRCO

Despido improcedente

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uele ser costumbre al final de cada partido que los jugadores se intercambien las camisetas. No suele ser muy habitual, aunque también se practica de vez en cuando, que alguien del banquillo se quede con la camiseta de alguno de los protagonistas...al menos no es normal verlo desde la grada. Sin embargo, cuando te toca enfrente tu eterno rival, la cosa cambia. Lo lógico es esperar a ver cómo se desarrollan los hechos para saber qué hacer al final del choque. Cierto es que no tiene mucho sentido pedirle la camiseta a un jugador del equipo de tus desamores pero peor queda cuando la batalla termina con polémica y con el consiguiente cabreo y disgusto de tus aficionados. Por este motivo no entiendo cómo es posible que el ya ex fisioterapeuta del Atlético de Madrid, Sebastián Truyols, le pidiera la camiseta a Casillas a pie de campo. Si tantas ganas tenía de tenerla o le urgía el compromiso de turno, lo mejor hubiera sido quedar en el interior del estadio y sin cámaras de por medio. Me puedo hacer una idea del temor que puede sentir uno al pensar que al guardameta madridista se le podía olvidar o que podía regalársela a otra persona. En cualquier caso, no tiene mayor importancia y, desde luego, la imprudencia no debe ser pagada con el despido. Eso es una barbaridad. Puede que la crisis económica mundial haya llegado ya al club colchonero y le esté afectando de tal manera que haya tenido que inventarse esta ridícula excusa con Truyols y, por la misma razón, se estén pensando aún si echar a Aguirre no resultará demasiado costoso. Tonterías aparte, recuerdo que tras el humillante cuatro a uno del Real Madrid al Barcelona en el famoso partido del pasillo, Henry se recorrió media cancha para obtener la camiseta de Casillas. Que yo sepa, sigue perteneciendo al Barça.

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