A PASO CORTO

Corporativismo y justicia

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uizá el lector de esta columna tenga más idea que esta profana en leyes acerca de por qué el colectivo de jueces y secretarios judiciales se manifiesta justo en estos días para denunciar las deficiencias del sistema, de ese mismo en el que llevan décadas trabajando, pero que ahora les resulta insoportablemente lento, sin recursos humanos ni materiales suficientes y anquilosado en el papel. Lo cierto es que este esfuerzo por reivindicar mejoras en la justicia coincide con las sanciones impuestas al juez Tirado y a la secretaria judicial por negligencia en el caso Mari Luz. Esto ha hecho pensar a más de una que el resorte del corporativismo ha saltado de forma automática en esta profesión y que las manifestaciones públicas que estamos presenciando no son más que la reacción de un colectivo que se creía intocable. Durante esta semana, hemos oído cómo la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, hacía unas declaraciones públicas en las que mostraba su esperanza de que el Consejo General del Poder Judicial incremente el castigo al juez Tirado y la multa, simbólica para un magistrado, se suba a tres años de suspensión como pidió la Fiscalía. Estas declaraciones realizadas por cualquier ciudadano no tendrían mayor trascendencia porque cada cual puede opinar como quiera, que ya los jueces dictarán. Pero en la vicepresidenta este guiño al electorado puede costarle caro porque los empleados de Justicia pueden comenzar a cumplir con su obligación y exigir que se den las condiciones para que su labor sea más eficaz. Por otra parte, Fernández de la Vega ha puesto en un compromiso a los vocales del CGPJ nombrados por su partido, ya que si tenían pensado aplicar una sanción mayor parecerá que obedecen a la voz de su amo y, si no lo hacen, habrán desacreditado a quien los puso en ese sillón. Sea como sea, el poder judicial y el político ponen una vez más en evidencia que no sólo no son independientes sino que están enfrentados. Confiemos en que todo este ruido sirva para mejorar el sistema y no para que una profesión enseñe los dientes porque le han dado un tirón de orejas a dos miembros del clan.