ANÁLISIS

Los límites del PP

Al contrario que Alianza Popular y debido en gran medida al giro ideológico resultante de su refundación, el PP abrió la posibilidad de entendimiento, y hasta de pactos pre/post electorales, con otros partidos de dimensión no nacional. Si bien es cierto que AP formó, junto con algunas de sus ramas, la Coalición Popular, fue fundamentalmente a partir de las generales de 1996 cuando se estrechó la colaboración con otros partidos independientes. La victoria en este año con la candidatura conjunta del propio PP, UPN, Partido Popular-Partido Aragonés y Unión Valenciana dio paso a una vinculación más relevante en términos gubernamentales, mediante la firma de un acuerdo de gobernabilidad con el PNV, CiU y Coalición Canaria. La postrera salida de los peneuvistas demostró que la sola dimensión ideológica no podría hacer frente a las importantes diferencias en la concepción territorial del Estado.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Al mismo tiempo, las relaciones del PP con muchos otros pequeños partidos a nivel regional han sido diversas y casi nunca fáciles. Los populares y UPN han concurrido conjuntamente a las elecciones desde 1982, asumiendo la segunda a partir de 1991 la única marca electoral del centro-derecha foralista navarro. La crisis abierta ahora comienza, sin embargo, a cuestionar la viabilidad futura del pacto. En otros casos, y pese al ideario conservador compartido, algunas otras formaciones como el Partido Regionalista de Cantabria de Miguel Ángel Revilla no renuncian a obtener una mayor autonomía regional que el PP no siempre les ha ofrecido, con los lógicos enfrentamientos derivados de ello.

Muchos otros partidos minoritarios, como Coalición Galega, Unión del Pueblo Leonés o Unión Melillense, no siempre han tenido muy clara su vinculación y apoyo al PP, si bien es cierto que los intereses conjuntos los han mantenido muy cercanos. Tal es el caso de Unió Mallorquina y su apoyo durante el período 1987 a 1991, o el de Extremadura Unida, que en 2006 firmó un acuerdo para presentar listas conjuntas con los populares en las elecciones municipales y autonómicas del año siguiente. Más allá del conflicto de intereses suscitado en Navarra, lo ocurrido subraya los límites a los que se enfrenta el PP en sus aspiraciones de gobierno si no logra conectar de forma estable con las versiones regionalistas del centro-derecha.