Economia

El premio es una señal de los nuevos tiempos y de el final de una era

La concesión del Premio Nobel de Economía a Paul Krugman, que culpa a las políticas fiscales y a la desregulación impulsada por la actual Casa Blanca de propiciar la actual crisis financiera, es una señal de los nuevos tiempos que corren.

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La distinción llega justo después de que muchos de los expertos y funcionarios reunidos en Washington durante los últimos días con motivo de la asamblea anual del FMI y el Banco Mundial, que concluye hoy, pronosticasen el fin de una era que alcanzó su punto álgido con Bush, una época en la que los mercados adquirieron estatus de sacrosantos.

El magnate George Soros es de los que piensan que la crisis mundial con epicentro en EE UU, que ha forzado la acción coordinada y extraordinaria de Washington, sus socios europeos y otras capitales, supone un punto de inflexión.

Soros culpó el domingo a la fe en el mercado, que comenzó hace una generación durante el mandato del presidente estadounidense Ronald Reagan (1981-1989) y Margaret Thatcher.