Harper durante una rueda de prensa en Londres. / REUTERS
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La frustrada promesa del 'premier' Harper

Canadá acude mañana a las urnas pese al compromiso del líder conservador de no celebrar elecciones hasta el próximo año

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El primer ministro canadiense, Stephen Harper, iniciaba en 2006 su mandato con el ánimo de cambiar el rumbo que había seguido la política del país en los últimos años, marcada por la alternancia de débiles gobiernos minoritarios. Su victoria al frente del Partido Conservador (PC) traía nuevos aires políticos, tras doce años de mandato de los liberales, y el compromiso de terminar con la capacidad de adelantar las elecciones cada vez que el partido gobernante es incapaz de sacar adelante sus propuestas por la falta de apoyo de sus rivales. Su promesa, sin embargo, se convirtió en papel mojado cuando a principios de septiembre anunció que convocaría comicios anticipados para mañana, 14 de octubre, empujado, una vez más, por el mal endémico de la Administración canadiense.

El líder de la derecha canadiense justificó su decisión alegando que no podía gobernar con un Parlamento «inoperante», después de que las conversaciones con los tres formaciones políticas de la oposición, el Partido Liberal, el Nuevo Partido Democrático -ambas formaciones de izquierdas- y el Bloque Quebequense, no llegasen a buen puerto. Como era de esperar, la decisión levantó más de una ampolla entre los militantes progresistas, quienes denunciaron, sin demasiada repercusión mediática, que sus oponentes «violaron» la legislación electoral.

La izquierda tomó como base de sus acusaciones la aprobación en mayo del pasado año de una ley que fijaba que hasta el 19 de octubre de 2009 los canadienses no serían llamados a las urnas. Por aquel entonces, los conservadores aseguraban que la nueva norma erradicaría «la imparcialidad en el proceso electoral», al eliminar el poder del partido gobernante de convocar elecciones «en condiciones políticas favorables». Sus palabras se las llevó el viento y ahora Harper, al igual que el resto de la clase política del país, tiene que hacer frente a los terceros comicios en cuatro años.

No obstante, a juzgar por las encuestas, de momento el electorado no parece dispuesto a castigarle. El periódico quebequense 'La Presse' publicó un sondeo que muestra que el PC conseguirá la mayoría absoluta en los comicios, ya que parte con un 43% de apoyo.

De obtener los resultados previstos, el actual 'premier' podría formar gobierno en solitario, el primero desde 1988, y alcanzar así su ansiado objetivo de hacerse con el control total del Ejecutivo. El más que probable éxito también se debe a que Harper y los suyos cuentan con el determinante respaldo de 45 circunscripciones de Ontario, Québec y la Columbia Británica que son quienes realmente tienen en sus manos la elección del ganador.

En una postura mucho más compleja se encuentra el Partido Liberal, que formó parte de la actual coalición de gobierno tras las elecciones de 2006, al que las encuestas no le auguran un futuro electoral demasiado prometedor.