POCAS SALIDAS. Los productores no tienen claro con qué cultivo se podría replantar la tierra. / C. O.
Jerez

Arrancar o no arrancar...

Los viñistas del Marco, incluso los que han hecho la solicitud, siguen sin despejar sus dudas en torno a las ventajas de esta medida

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La principal razón en contra del arranque es la sentimental. «Son años de tradición vitivinícola, toda una vida dedicada a la viña, y por eso hay tantos viticultores en el Marco de Jerez a los que les cuesta apostar por esta medida», recalca el presidente de Asevi, Francisco Guerrero, para explicar las dudas que asaltaron a los productores de la Denominación de Origen a la hora de decidir si hacían uso de esta medida o no. «Y es que tampoco tuvimos mucho tiempo ni para pensarlo ni para hacer los trámites», insiste.

En ocasiones, ni siquiera después de haber abierto un expediente pidiendo la ayuda para arrancar se despejan todas las incertidumbres. Eso es lo que le ocurre a José Manuel Aguilar, propietario de siete hectáreas de viñedo en Trebujena -de las que también son dueñas su madre y su hermana en régimen de comunidad de bienes- y que presentó una solicitud para arrancar una hectárea de las cepas más viejas, ésas que «tienen más de 40 años y que ya apenas producen».

José Manuel deja muy claro que «yo no vivo sólo de la viña, eso ya es imposible en los tiempos que corren». Por esa razón, porque «este cultivo es cada vez menos rentable», él optó por pedir el arranque de una pequeña parte de su explotación. «Si quería mantener el resto de la producción sin aumentar los costes, ésta era la mejor solución», cuenta.

En su caso, el 45% de las cepas de su explotación son de nueva plantación -y por lo tanto producen más-. «Desde el año 2000 la he ido replantando con las ayudas que daban para ello», recalca antes de añadir que «llegó un momento en que decidí no seguir renovando, porque de todas formas hay cupos de producción y no tenía sentido obtener más cosecha si no hay mercado para venderla».

Cuando se supo que la nueva OCM daría ayudas por eliminar viñas, José Manuel pensó que era una buena idea ya que «quitaba algo de lo viejo y me daban una ayuda por ello». Además, deja claro que «la viña vieja, aunque apenas produce, tiene los mismos costes que la nueva».

Eso sí, decidió que sólo quitaría una hectárea: por tradición y porque aún es optimista respecto al sector. «Quién sabe si vienen mejores tiempos... Si arranco ya no hay marcha atrás», destaca este propietario y socio de la cooperativa Albariza.

José Manuel sabe que su solicitud es de ésas que tienen pocas opciones de prosperar, ya que él sólo tiene 37 años y ha elegido la opción de arranque parcial. Pero no se le ve preocupado. Y es pese a que no se lo pensó para iniciar el expediente, todavía tiene sus dudas en torno a este proceso y ve fallos en el sistema. «Creo que el plan no es del todo bueno para el viñista, sobre todo porque una vez que se arranca hay pocas opciones para volver a plantar esta tierra con otros cultivos», critica. Él, sin ir más lejos, la va a dejar en reposo hasta que «se me ocurra algo».

Tampoco le ve sentido, e incluso se queja de falta de previsión, ante el hecho de que «hace unos años nos dieran dinero para modernizar, en definitiva para plantar viña nueva, y ahora los fondos sean para eliminarla». Además, fue tajante al asegurar que «además del arranque deben ponerse en marcha otras medidas para salvar al sector del jerez».