ECONOMÍA. Algunas empresas han nacido y crecido con la actividad del Palacio de Congresos. / LA VOZ
CÁDIZ

El Palacio de Congresos genera entre 10 y 12 millones directos cada año

La sociedad, de capital municipal, deberá enfrentarse al reto de competir con las nuevas instalaciones de Jerez y La Isla

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El negocio de los congresos es cada vez más competitivo y cada vez se abren más espacios (o se anuncian otros para el futuro) que harán que la tarta se tenga que repartir entre más. Así, el Palacio de Congresos de Cádiz tendrá que competir, en un futuro no muy lejano, con el de Jerez, el de San Fernando y otro que se ha anunciado en Chiclana. Mientras la Asociación de Palacios de Congresos (APCE), creada en 1995, insiste en que hay que regularizar la situación, otros promotores aseguran que hacen falta cuatro espacios en toda la provincia.

De momento, el único que funciona en todo Cádiz es el de la capital, situado en la antigua fábrica de Tabacalera. Con una media de 150 eventos anuales, el Palacio genera entre 10 y 12 millones de euros directos cada año, según datos facilitados por su director, Carlos García Espinosa, que también es vicepresidente de la APCE.

Ligado a las empresas

Según el responsable de la instalación gaditana, no sólo son los beneficios creados, sino que también «hay empresas que han ido naciendo y creciendo con nosotros, de todos los sectores: audiovisual, de azafatas, traductores, catering, artes gráficas y transportes».

El Palacio de Congresos de Cádiz «prácticamente se autofinancia». El nombre de la empresa es Sociedad de Fomento Cádiz 2000 y se trata de una sociedad con capital 100% municipal, pero con gestión independiente y basada en las leyes mercantiles. Su finalidad no es ganar dinero, sino «generar riqueza en la ciudad». «Tratamos de que le cueste lo menos posible al gaditano», explica García Espinosa.

De hecho, su sistema de trabajo está organizado de manera que haya escaso personal fijo (son tan sólo siete personas en plantilla) y se funcione con las subcontratas, en función del volumen de trabajo.

Hay que tener en cuenta que la «temporada congresual» se limita a los meses que van de marzo a junio y después, desde finales de septiembre a noviembre. «En verano no hay congresos ni aquí ni en Pekín», subraya el responsable. Por eso se aprovecha los meses de estío para poner a punto el edificio. Es lo que se llama un «descanso técnico», de lo que se ve (pintura, reposición de mobiliario, arreglos varios), y lo que no se ve (megafonía, sistema contra incendios y otras innovaciones). «La tecnología evoluciona muy rápidamente y tenemos que estar a la última; el edificio debe estar en permanente estado de revista», manifestó el director.

Por el momento, y mientras llega la competencia, ya tienen cerradas 12 o 13 congresos nacionales para el próximo año. «Hay incluso actividades cerradas para 2011 y 2012», corrobora García Espinosa. Por ahora, no se ha notado el impacto que tendrá el Bicentenario de la Constitución, en 2012, aunque sí se han celebrado varios actos relacionados con la efeméride. «Es que un congreso de mil personas no se improvisa de un mes para otro; son dos años de trabajo desde que captas al cliente o ganas la candidatura hasta que se celebra», comenta el director del centro. En todo ese tiempo, desde que se anuncia el congreso, «la ciudad se promociona, suena, hay publicidad en carteles y después, si a los congresistas les ha gustado, pueden repetir, esta vez ya como turistas».

Especialización

El mercado de los palacios de congresos es muy cambiante, pero se tiende a la especialización. «Eso le da garantías al cliente y cuando estén los construidos los proyectos anunciados habrá que hacer un poco de todo», puntualiza Carlos García Espinosa.

Sin embargo, admite, como reconocía hace meses la alcaldesa, que las instalaciones de la capital están limitadas por el espacio. Aunque se utilizan los 1.900 metros de la planta superior para exposiciones, no pueden albergar, por ejemplo, una feria de automoción, sencillamente porque no caben. Por eso los antiguos depósitos de Tabaco podrían ser una oportunidad para paliar esta carencia. García Espinosa, sin embargo, prefiere ser cauto: «Los gobernantes manejan sus números, aunque la provincia de Cádiz merece una instalación de ese tipo».

mcaballero@lavozdigital.es