APLICADOS. Alumnos de un instituto de Secundaria de San Fernando. / ROMÁN RÍOS
Sociedad

Confirmado: son peores alumnos

Un informe concluye que los estudiantes actuales han retrocedido en conocimientos y comportamiento aunque trabajan mejor en equipo

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La mayoría de los docentes comparte una visión pesimista de los alumnos actuales y más de la mitad (un 55,5%) opina que son peores que los de hace unos años, mientras que tan solo el 26,3% cree que son similares. Los profesores que llevan más de 30 años dedicados a la enseñanza son aún más críticos con los estudiantes del presente, ya que un 63,2% de este segmento de la profesión do-cente estima que los alumnos del ahora son peores que de los de antaño. Estas consideraciones responden a los cambios sociales acaecidos, que en ocasiones han llevado a una «mayor permisividad» de los alumnos por parte de los padres y a un «menor respeto» hacia el profesor.

Ésta es una de las principales conclusiones extraídas del informe La situación de los profesores noveles 2008, auspiciada por la Fundación SM y la OEI (Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura), un estudio elaborado a partir de 1.700 entrevistas a docentes de infantil, primaria y secundaria (obligatoria y Bachillerato) de centros públicos, concertados y privados.

El empeoramiento de los alumnos de hoy en día alude «a sus conocimientos y a su comportamiento» en el aula, dijo Leoncio Fernández, director de la Fundación SM , durante la presentación del informe, quien aludió a la menor disciplina y control en los centros escolares por la disposición más negativa de los estudiantes. Admitió, no obstante, que esta percepción de la profesión docente de que «cualquier tiempo pasado fue mejor» suele repetirse en todos los estudios, incluso en los que se realizan en los países iberoamericanos. «Siempre son mejores alumnos los del pasado», resumió. Quizá, alegó, la escolarización obligatoria y generalizada hasta los 16 años en la ESO ha contribuido a percibir que la situación ha empeorado.

Álvaro Marchesi, secretario general de la OEI, insistió en que los profesionales de la educación, «de generación en generación, piensan que los alumnos anteriores fueron mejores».

Enseñar será más difícil

Las causas de que ahora insistan en esta percepción pueden encontrarse, arguyó, en que «no es fácil adaptarse a las nuevas demandas sociales y a las nuevas generaciones. Los cambios son muy rápidos y profundos». A su juicio, esta opinión se basa en la manera que los alumnos tienen de situarse «ante el aprendizaje y la autoridad». «Los límites no están claros -dijo- y las familias no colaboran lo suficiente para que el proceso de aprendizaje sea el más rico posible». En cualquier caso, agregó que la actual generación de alumnos tiene «nuevos valores», como su mayor capacidad de trabajo en equipo, su facilidad para las relaciones sociales y un óptimo control de las nuevas tecnologías.

De la encuesta se desprende que un 7,3% de los profesores cree que los alumnos de ahora son más felices y un 2,2% estima que tienen más sentido de la justicia. Tan solo un 4,4% se decanta por que tienen más conocimientos. «Los alumnos tienen una manera diferente de aprender y de situarse en la vida. Enseñar es más difícil que antes y será más difícil en el futuro» apuntó Marchesi. «Son peores alumnos porque les cuesta más aprender, atender y ser pacíficos. Saben me-nos de algunas cosas y más de otras. Dudo que se sepan los ríos o los cabos de España, pero se manejan muy bien con Google y con las nuevas tecnologías».

Maestros satisfechos

A pesar de que los profesores se sienten a veces sumidos en el desconcierto por su ausencia de reconocimiento social y su falta de autoridad, el estudio constata que un alto porcentaje de ellos se proclama muy satisfecho con su profesión y no la abandonaría, a pesar de las dificultades a las que se enfrentan. Un 67,8% se encuentra más satisfecho o al menos igual que cuando se inició en la docencia, mientras que el 86% no se ha planteado dejar la enseñanza ni ha perdido la ilusión. Estos profesionales valoran positivamente su «capacidad de innovación, entusiasmo e interés por aprender».