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La crisis, según el Vaticano

El Papa dice que el caos bancario demuestra que sólo la Biblia es «sólida y estable», aunque la Santa Sede invirtió en 19 millones de oro

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La crisis financiera que está afectando a todos también ha llegado al Vaticano, aunque de momento parece que le está sacando provecho. Para empezar, le vino este lunes muy bien al Papa para advertir del peligro de los bienes terrenales e hilar la metáfora central de su discurso de apertura del sínodo de obispos, que se celebra hasta el día 26. Este gran congreso eclesiástico está dedicado a la Biblia y Benedicto XVI aseguró ayer que «la palabra de Dios es sólida, la verdadera realidad en la que basar la propia vida». Por el contrario, «la materia, las cosas sólidas, que se tocan» son pasajeras: «Lo vemos ahora con el derrumbe de los grandes bancos, este dinero desaparecerá, no es nada». Ratzinger insistió en que, a diferencia de los valores bursátiles, la palabra de Dios, «es estable como el cielo y más que el cielo, es la realidad».

No obstante, quienes dirigen las finanzas de la Santa Sede se han mostrado muy realistas, porque la Iglesia tampoco vive del aire. Es más, han sido listos en el análisis de los mercados: igual que hace unos años desconfiaron de la burbuja tecnológica, el año pasado cambiaron a tiempo de caballo y transformaron las inversiones vaticanas en títulos en oro, obligaciones y dinero contante.

Lo ha contado el diario británico católico 'The Tablet', que ha estudiado las cuentas de la Santa Sede de 2007, divulgadas el pasado mes de julio. Por eso el Vaticano está ahora muy bien situado para capear la crisis, pues tiene una tonelada de oro, valorada en 19 millones de euros, uno de los valores más seguros ahora mismo. Además posee, según la publicación, 340 millones de euros en moneda, 520 en obligaciones y, naturalmente, su patrimonio inmobiliario calculado en 424 millones. En total, bienes por 1.400 millones de euros. Según un analista del diario, «el Vaticano puede sacar provecho de la tempestad».

Sin embargo, monseñor Vincenzo Di Mauro, secretario de la Prefectura de Asuntos Económicos, teme que el balance de 2008 agrande el agujero de nueve millones aparecido el año pasado. «Los resultados son preocupantes y no inducen al optimismo, por eso es cada vez más necesario el llamamiento a la prudencia en la administración de la Santa Sede», ha dicho.